lunes, 15 de abril de 2013

Mi primera experiencia con 'El Exorcista' (parte 2)

¿POR QUÉ MI INTERÉS POR EL DEMONIO? | LA FALTA DE FE DE ALGUNOS SACERDOTES

Linda Blair es Regan, la niña poseída de El Exorcista. Fuente de la imagen: laprimeraplana.com

Pablo Rioja | León

Pocos días después de publicar la primera parte de este post volvieron a echar en la televisión mi admirada película y, por supuesto, decidí que no estaría mal revisionarla, siempre se descubren cosas nuevas. Esta vez me detuve especialmente en la figura del padre Damien Karras y su absoluta falta de fe, un retrato sublime del sentir de no pocos sacerdotes hoy en día. Pero lo curioso es que esa falta de fe no se debe a los extraños fenómenos que sufre Regan (la niña poseída de 'El Exorcista') y de los que él mismo es testigo a lo largo del filme, su 'hastío espiritual', al contrario, tiene más que ver con el profundo escándalo que le produce el sufrimiento. Sufrimiento representado en la vejez de su madre, a la que termina por ingresar en un asilo porque no soporta contemplar su deterioro físico y mental. Hay una escena, para mí espectacular, en la que Karras está consagrando el cuerpo y la sangre de Cristo en una misa. Su cara refleja a la perfección esa falta de fe y su escándalo al saberse sacerdote y no ser capaz de creer que ahí, en ese instante de la misa, es Dios quien se entrega por cada hombre. Uno puede observar cómo, en ese momento de su vida, el celebrar la Eucaristía es sólo una rutina para él, parte de su trabajo, nada más.

Jason Miller es el padre Karras. Imagen de avancetv.com
Sin pretender 'spoilear' la película, resulta interesante ver cómo el demonio se sirve de esa falta de fe y de ese escándalo que le produce la enfermedad de su madre para atacarle durante el exorcismo. A Karras, como a cualquiera que contemple cara a cara a un endemoniado, le impresiona el aspecto de la niña, su voz infernal, pero lo que realmente le descoloca y le hace perder los papeles es la impresionante inteligencia del espíritu maligno que habita en la pequeña protagonista. Como el padre Juan José Gallego -exorcista oficial de la Diócesis de Barcelona- me dijo el día que lo entrevisté, al demonio no le gusta asustar a la gente, así no consigue su fin, prefiere tentar a sus víctimas desde la inteligencia, obligándolas a pasarlo todo por la razón. En el caso del padre Karras el demonio lo tiene fácil. Durante la película su madre finalmente muere y el diablo, mientras Karras realiza el exorcismo, le reprocha que la abandonó en vida y que por su culpa su alma está en el infierno.

Cuanto más profundizo en esta para mí obra de arte del cine, más entiendo que los sacerdotes exorcistas le estén tan agradecidos a su director por rescatar un caso basado en hechos reales y ponerlo ante los ojos de la sociedad. Es una película de terror sí, pero sobre todo es una inmensa catequesis sobre Dios y el demonio, no hay una sola escena que carezca de sentido.


¿POR QUÉ DIOS PERMITE LAS POSESIONES?

Expertos en demonología y exorcismos como Fortea o Gabrielle Amorth, entre otros, explican en sus ensayos que el plan único de Dios es que cada hombre alcance el cielo. Insisten en que los casos de posesiones son hechos extraordinarios y muy infrecuentes. Si Dios los permite es siempre para un fin mayor al perjuicio que pueden causar en las víctimas.

Me parece interesante recuperar esta pregunta de la entrevista que le realicé al padre Gallego:

-Qué ocurre con las personas poseídas una vez quedan liberadas?
-Su vida debe experimentar un cambio radical. Han de rezar, acudir a misa, acoger a Dios.  

Al fin y al cabo el exorcismo en sí no sirve de nada si la persona no lleva a cabo un acercamiento profundo a Dios.

Otro aspecto que me llama la atención de 'El Exorcista' es pensar en qué habrá hecho Regan, una niña de 11 años, para que el demonio se apodere de su ser con tanta violencia. De nuevo la película aclara mi duda. Es cierto que no se detiene a explicar la causa, pero lo deja caer en la escena en que la pequeña le enseña a su madre un nuevo juego. Juego que le permite comunicarse con su 'inofensivo amigo imaginario' de los primeros momentos del filme. Resulta que tal instrumento es nada más y nada menos que la tabla de la Ouija. ¿Cómo ha llegado a manos de la niña? Ese es uno de los grandes interrogantes que William Friedkin regala al espectador.

De nuevo recurro al padre Gallego:

-¿Pero el demonio puede entrar sin más en el cuerpo de un ser humano o hay que abrirle la puerta de alguna manera?
-La ouija, el espiritismo, las sectas satánicas, el tarot, la brujería, la santería, algunas fases del Yoga y sobre todo el Reiki -un tipo de meditación muy extendido en la actualidad- son la puerta de entrada directa a Satanás. Esto es serio, no es una broma, tengo infinidad de casos de adolescentes que han hecho la ouija por diversión o incredulidad y ahora oyen ruidos, ven cosas raras... no se trata de tenerle miedo al demonio, pero sí respeto. Quien lleva una vida ordenada, reza, cree en Dios y no se mete en este tipo de cosas no tiene porqué temer. Por encima de todo, incluso de Satán, está Dios. 

(CONTINUARÁ...)

Enlace a la primera parte de este post

Enlace a la tercera parte de este post 

pABLO rIOJA (1-4-2013)

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