martes, 13 de septiembre de 2016

14 consejos básicos para aprovechar tu luna de miel o viaje a Nueva York

Nueva York se ha convertido en el destino preferido de los recién casados. La mayoría lo combinan con otra estancia en alguna parte del Caribe. De media, suelen estar cinco días. Esos son los que estuve yo con mi mujer. Os dejo algunos consejos y curiosidades prácticas para quienes estéis a punto de ir.
Foto Pablo Rioja Barrocal

Pablo Rioja | León

1: Es increíblemente fácil orientarse. Bueno, antes de entrar en materia conviene aclarar que lo que llamamos ir a Nueva York en realidad es conocer Manhattan, distrito o barrio principal. Allí se encuentra el 90% de lo que como viajero seguramente deseas ver. Aprende estos términos y te moverás como pez en el agua; Uptown (parte norte de la isla), Midtown (parte central) y al sur Downtown. Las calles principales se dividen en avenidas (5ª avenida) y el resto en manzanas que son numéricas. Una vez controles dónde está cada cosa no tiene pérdida.

2: Optimiza tu tiempo. Obviamente hay mil cosas que visitar y si te programas bien podrás ver casi todas en esos cinco días (si vas más irás más calmado claro). La mayor parte de paquetes de viajes de novios incluyen al menos una excursión que suele hacerse el primer o segundo día de estancia. Es habitual que la excursión te muestre (en autobús y bajando en algunas localizaciones míticas) el bajo y alto Manhattan. Dura unas tres horas de media y sirve para hacerte una primera idea muy buena de la ciudad.

-Consejo: Antes de viajar apunta las cosas que quieres ver y hazte pequeñas rutas para cada día. Aunque no las cumplas al 100% son básicas para optimizar, ya que las distancias son muy grandes allí y si no te organizas bien perderás tu valioso tiempo.

3: Excursiones. Las agencias de viajes suelen incluirte una, pero el bus que te trasladará del aeropuerto a tu hotel suele ofrecerte otras a mayores. Si tienes que decantarte por una elige sin dudar la que te lleve a conocer el resto de barrios o distritos. Verás con detalle Brooklyn, Queens y el Bronx. Suele costar unos 120 dólares por persona y dura unas 4 horas. Será el dinero mejor invertido. Son barrios tan alejados que por tu cuenta no te será fácil llegar y al Bronx nadie se atreve a entrar si no es con guía.

-Gracias a esta excursión te meterás de lleno en el peligroso Bronx (incluso te suelen bajar a jugar un rato al baloncesto con algunos vecinos negros de allí). También verás los famosos grafitis o el estadio de los New York Yankees. En Queens te muestran los lujosos barrios y casas o la zona latina. El tour suele acabar en Brooklyn, justo para que cruces caminando el famoso puente rumbo a Manhattan. Hay mil detalles más que verás y podrás presumir de haber conocido Nueva York en condiciones.

-También hay otras excursiones a los famosos outlets, a lugares donde se han rodado películas, etc... Pero eso ya dependerá de tus gustos, tiempo y el dinero que estés dispuesto a invertir.

4: Si puedes, vete a los sitios caminando. Los buses y taxis no son caros, ni tampoco el metro. Pero conviene que conozcas la ciudad a fondo y eso sólo se consigue caminando. De hecho no se estila la media pensión o la pensión completa porque la gente desayuna y no suele regresar al hotel hasta bien entrada la noche. Buen calzado, un mapa y a disfrutar de la gran manzana.

5: Nada de Mcdonal's o similares. Aprovecha para comer en verdaderos restaurantes de comida americana o en puestos de comida rápida. Los conocidos ya los tienes en España. No pierdas la ocasión de comerte un perrito de los puestos callejeros o una buena hamburguesa en cualquier local. No es muy caro.

-Consejo: Busca un Shake Shack y descubre lo que es comerte la mejor hamburguesa de Nueva York.

6: Casi todo el mundo habla o entiende el español. Si hablas algo de inglés perfecto, pero el idioma no será una barrera allí. Hay muchos latinos e incluso los nativos entienden el español. Con chapurrear inglés te sirve para llegar a cualquier sitio.

7: Uptown: Al norte de Manhattan están Central Park, el Museo de Historia Natural (famoso por la película Noche en el Museo), el Guggenheim, el Museo de Arte Metropolitano, el Lincoln Center o el famoso edificio Dakota (donde asesinaron a Lenon y donde se rodó el film La semilla del diablo).

8: Midtown: En el medio de la ciudad descansan emblemas como el Empire State Building, Times Square, el Rockefeller Center, Madison Square Garden, la catedral de San Patricio, la Grand Central Terminal, el edificio Chrysler o la Biblioteca Pública, entre otras muchas cosas.

9: Downtown: Al sur verás el Soho, Greenwich Village, Chinatown, Little Italy, todo el distrito financiero con Wall Street a la cabeza, la zona cero (donde estaban las torres gemelas) o el puerto, entre otras cosas.

10: Estatua de la Libertad: Desde el Downtown se accede al ferry que te lleva a la Estatua de la Libertad. Puedes pagar o coger el gratuito que te lleva a Staten Island. Este segundo pasa al lado de la estatua y para hacerte una idea es más que suficiente.

11: ¿Llevar dólares o pagar con tarjeta? Mi experiencia en Nueva York me hizo ver que no hay que obsesionarse por llevar dólares cambiados desde España. Casi todo el mundo paga allí con tarjeta de crédito, incluso un simple café. Aceptan Visas. Mejor no llevar mucho dinero en efectivo.

12: Nueva York de día y por la noche. La ciudad cambia increíblemente por la noche. Es recomendable verla desde un rascacielos con luz natural y cuando caiga el sol. El Empire State o el Chrysler dan la opción de hacerlo pagando alrededor de 70 dólares.

13: A vista de pájaro desde un helicóptero. Nueva York puede verse de mil formas. Una de las mejores es desde los helicópteros que encontrarás en el Downtown. Eso sí, el viaje es corto y caro. Unos 15 minutos a 200 dólares de media por persona.

14: En el Aeropuerto: Tendrás que facturar y sacar tu tarjeta de embarque tú solo en máquinas expendedoras. Al menos en el JFK. Te harán numerosos controles, muy exhaustivos, tanto a la entrada al país como al salir de él. Ármate de paciencia porque harás largas colas hasta salir del aeropuerto. En el avión de ida te darán una tarjeta donde debes declarar si llevas alimentos, animales así como responder a varias preguntas. Ojo, porque son extremadamente bordes si pierdes o no entregas bien cumplimentada la tarjeta.

pABLO rIOJA (1-9-2016)

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jueves, 8 de septiembre de 2016

Otoño


Fuente de la imagen: pixabay.com


Pablo Rioja | León

El otoño hizo mella entre mi espanto y tus miedos, 
lejos, tan lejos como un pasado por descubrir,
allí descansa el guerrero, allí se suicida la impiedad. 

Como una gota de lluvia sobre el cristal
que corre despavorida hacia ninguna parte,
huye el esclavo de las libertades terrenas,
cruza fronteras abiertas y alambradas de papel.

No hay nada como aquel primer verso,
ni amante más placentera que una musa virgen de complejos,
no hay como no ser, no hay como no haber. 

El otoño hizo mella entre tu ardor y mi hielo, 
cerca, tan cerca como un mañana incierto
se pintan de gris los paisajes, se rinde el necio a la evidencia. 

pABLO rIOJA (16-8-2016)

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lunes, 5 de septiembre de 2016

Me cansan las películas de superhéroes

Crítica a las películas de superhéroes


Pablo Rioja | León

Me saturan las películas de superhéroes. Tal es el bombardeo de universos que se expanden y nuevos protagonistas salvando al mundo que apenas va a quedar una ciudad en pie que proteger de los originales villanos emperrados en destruirlo todo para hacerse con el control. Que digo yo, si no hay a quién controlar, ¿qué sentido tienen sus planes?

El problema de este género es siempre el mismo. Da igual que la tecnología avance y las escenas sean cada vez más memorables y creíbles. Es el absurdo argumento el que termina por lastrar los inútiles esfuerzos de Hollywood por adaptar todo cómic que se precie. El último ejemplo lo encontré en Escuadrón Suicida, donde son los malos quienes han de salvar al personal esta vez. La idea, que no deja de ser original, se viene abajo cuando el malvado de turno aparece en escena.

Al principio siempre te lo presentan como un personaje dispuesto a todo, sin escrúpulos, inteligente y muy seguro de su triunfo. Pero el caso es que los guionistas no tienen ni idea de cómo sostenerlo cuando el final de la película se asoma sin remedio. En Escuadrón Suicida la mala es tan patética que por no gastar ni siquiera destruye la ciudad de turno. Todo su esfuerzo durante el filme por demostrar que es indestructible se viene abajo en segundos en el que es, desde mi punto de vista, uno de los finales más patéticos y lamentables de la historia de las cintas de superhéroes. Recuerda tanto al de Cazafantasmas 1 que dan ganas de pedir la dimisión del director por reírse del espectador sin que la película esté catalogada como cómica. Igual de chorrada fue Deadpool, pero al menos ésta es sincera y ya avisa que es una sátira desde los créditos.

No puede ser que todo se reduzca a destruir el mundo o en el mejor de los casos a someterlo. Sería interesante que al menos un villano de mil lograse su cometido y comprobar qué ocurría después. Otro problema es la imperante necesidad de incorporar nuevos actores a la causa. Ya no vale con que Superman se líe a ostias con medio universo, ahora hay que cruzarlo con Batman, inventarse una prima y organizarle todo un equipo de aliados. Un combo que no cuaja y donde unos protagonistas tendrán más papel que sus homónimos, lo cual te hace pensar que para qué coño sirven los demás. Escuadrón Suicida es, de nuevo, el ejemplo de la mediocridad imperante en el género. Sólo Will Smith y Margot Robbie (Deadshot y Harley Quinn) aportan algo. El resto, simples, estúpidos y prescindibles masillas.

Si la segunda incursión de Christopher Reeve como Superman fue más que innecesaria (no te digo la III y la IV) ni te cuento lo patéticas que están resultando las sagas de Vengadores, X-Men y Ligas de la Justicia. No las sostienen ni las cifras -que pese a ser altas no superan las expectativas- ni muchos fans cuyo hartazgo ante el mismo final repetido hasta la saciedad comienza a echarles en masa de los cines.

Y para más inri, está de moda cortar todo tipo de escenas para que luego compres el dvd y te las encuentres allí como por arte de magia. Una práctica habitual tan sangrante que en Escuadrón Suicida además de romper la lógica del guión -si es que en algún momento la tuvo- se carga de golpe y porrazo el 90% de las escenas del Joker. Ole. Con un par. Un ejemplo más de que ni a directores, productores ni mucho menos a los actores les importa ya conservar una migaja de ética y esa dignidad que el viejo cine se ganó a pulso. Hoy todo se soluciona con un croma verde. Lamentable.

pABLO rIOJA (31-8-2016)

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martes, 30 de agosto de 2016

El Exorcista, la mejor película de terror de la historia


Pablo Rioja | León

No, en este caso no es culpa del paso del tiempo y su afán por dulcificar los recuerdos. El Exorcista es, de lejos, la mejor película de terror que he visto jamás. No hay casa encantada, susto inesperado ni efecto de música capaz de acongojar tanto como un filme que, pese al paso de los años, no sólo no queda obsoleto sino que mejora como el buen vino.

Lo de menos es ver una cabeza que gira 180 grados o a una niña vomitando una suerte de puré verde sobre el sacerdote de turno. Aquí lo que atrapa desde el minuto uno es la sensación de que el mal con mayúsculas impregna cada una de las escenas de la cinta dirigida por William Friedkin. Un mal que va más allá de un espíritu cabreado, de la maldición que rodea a una finca, del delirio de una familia. Una ventana encendida en mitad de la noche, una estatua en el desierto o unas simples escaleras son capaces de crear más angustia que todos los títulos que ha regalado al género el fantástico y rompedor cine japonés.

Las incansables pruebas médicas, la caterva de especialistas que tratan a la niña, una llamada telefónica. Todo está medido a la perfección. Todo huele a desasosiego. El policía que trata de resolver un asesinato, el cura que ha perdido la fe (impagable la escena en la que oficia una misa), la madre que se debe a su hija pequeña pero sobre todo a su trabajo como actriz de éxito... Al contrario que otras películas de 'miedo', El Exorcista no escatima en detalles, no da la sensación de que su trama deba avanzar a pasos agigantados en busca de un clímax final donde el espectador pasará por alto cualquier tomadura de pelo del guión.

El horror se personifica constantemente. Horror de un sacerdote incapaz de creer en su propia religión, horror de una madre centrada en su exitosa carrera artística que no acostumbra a pasar demasiado tiempo con su única hija y por supuesto horror de una pequeña que no comprende cómo ha llegado a esa situación. Y como causante de todo ello un enemigo común; el demonio. Asusta más ver cómo el príncipe de la mentira ataca al padre Karras con su propia historia y en especial con el escándalo que le produce la enfermedad y vejez de su madre, que cualquier espasmo de Regan. El 'villano' de esta película es excelso, inteligente como nadie. Su perverso plan no es conquistar el mundo, ni asustar al personal porque esté cabreado. Él tan sólo busca debilitar y hacer dudar a sus víctimas. Las tienta con la razón y una vez entran en el juego trata de destruirlas. Es, al fin y al cabo, la misión del demonio con cualquier ser humano desde el principio de los tiempos, sólo que aquí se envuelve el mal en una de las acciones extraordinarias de este ser espiritual que más impacto pueden causar; la posesión diabólica.

Como muestra El Exorcista, da igual si crees en su existencia o no. Ni la madre ni el padre Karras creen en el demonio como algo real. Pero lo cierto es que ese mal ataca a Regan. Y la ataca de forma extraordinaria porque ella ha abierto una puerta que según los propios exorcistas puede ser causa de posesión diabólica; el espiritismo y más concreto la tabla ouija.

El padre Karras, atormentado una y otra vez por la astucia del demonio, está a punto de perder la cordura en más de una ocasión. Como espectador uno asiste a los continuos ataques que este sacerdote falto de fe recibe. Las frases que la Regan endemoniada le va 'escupiendo' a medida que avanza el exorcismo son sencillamente brillantes. Ese desgaste, esa batalla contra una fuerza superior, calan sin saberlo en cada persona que ha visto la película. De hecho cuantas más veces se visiona más desasosiego crea ese entorno.

Una obra de arte que, 43 años después, continúa viva. Un mal difícil de desenmascarar que se escapa a la soberbia del ser humano. Un enemigo que siempre está dispuesto a presentar batalla. La carga de profundidad de la película es inmensa, muy difícil de superar. Por ello, El Exorcista es, para mí, la gran película de terror de todos los tiempos.

pABLO rIOJA (30-8-2016)


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viernes, 26 de agosto de 2016

El mundo al derecho

Fuente de la imagen: pixabay.com
Pablo Rioja | León

Pájaro de buen agüero,
tórtola divorciada,
contrato de bajos vuelos,
brújula desnortada.

Bella viviente,
lámpara difuminada,
enfermo de desamor,
melodía desentonada.

Aire visible e inmóvil,
tormenta de sol en febrero,
linces que no buscan nada,
alas que no alzan el vuelo.

Caramelo con tintes amargos,
infierno con vistas al cielo,
purgatorio siete veces al mes,
alegrías de invernadero.

Ningún amante en cada puerto,
muerta la rabia se sanó el perro,
gato pardo de sólo una vida,
campanas de boda después del entierro.

Notario que nunca firma,
desorden con caos aparente,
artista cuerdo y equilibrado,
Jardín del Edén sin serpiente.

pABLO rIOJA (18-8-2016)

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lunes, 25 de enero de 2016

Yo también tuve un grupo de rock (V)

DESCUBRIENDO A CÓDIGO 84 | Una decisión definitiva

Antes de comenzar el primer concierto en León. Un servidor, Gabriel y Juan
Pablo Rioja | León

Aquel verano fue amargo. Octubre me atropelló pronto y de nuevo un curso más en Valladolid. Mi tercer año de periodismo. Volver al piso de estudiante me costó y mucho, sobre todo al encerrarme en mi habitación, donde tantas veces habíamos jugado a ser un grupo de rock. Ya no habría más canciones, ni ensayos, ni música hasta altas horas de la madrugada. Ni siquiera me atrevía a pegarle un toque al Gordo Press. Tarde o temprano nos tendríamos que ver sí, pero yo sólo quería poner tierra de por medio.

Una tarde, cuando ya había asimilado que Código 84 era historia, Juan me telefoneó. Quería pasarse por mi casa y charlar. Increíblemente vino para decirme que se había pensado mejor las cosas tras el verano y, aunque de una manera más tranquila, quería retomar el grupo. Lo tomaríamos con más calma, sin el ansia de grabar nuevo cedé, ni de conciertos, simplemente que fuese fluyendo. He de reconocer que las cosas habían ido demasiado deprisa, sin tiempo para casi nada. Aquello me devolvió la vida.

Vida que por cierto se fue a la mierda sólo unas semanas después. Me cuesta recordar este pasaje de la historia porque abre alguna herida, pero si no lo hiciera estaría mintiéndome. Juan vino a verme una mañana, estaba raro. Sin dar ninguna explicación me soltó que ya no quería seguir. ¿En menos de un mes y sin pasar nada extraño? No entendía nada. Discutí con él, nuestra relación de casi hermanos se iba por el retrete en apenas segundos. ¿A qué coño respondía aquella traición?

Está claro que su razón debía ser de peso, pero no supe verla. Sólo los años y mi mujer me abrieron los ojos. Hoy sé por qué Juan se marchó aquella mañana de mi casa perdiendo una amistad y traicionando su palabra. Supongo que yo hubiera hecho lo mismo.

Dejé pasar las semanas, el invierno era mucho más frío sin mis amigos. Jamás hablé esto con Gabriel, él no tenía culpa de nada, pero si lo hablaba volverían los viejos fantasmas. De hecho fue él quien cogió el toro por los cuernos. Una tarde se plantó en casa y me soltó lo que pensaba. Tenía razón en absolutamente todo. Le había dejado al margen de mis decisiones y él también era Código 84. Después de aquella reparadora charla decidimos que el grupo aún tenía vida. No sabíamos cómo, pero seguiríamos adelante con nuestro pequeño sueño.

Continuará...

pABLO rIOJA 30/11/2015

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lunes, 18 de enero de 2016

Yo también tuve un grupo de rock (IV)

DESCUBRIENDO A CÓDIGO 84 | Asesinan a nuestro 'representante'

Cartel del primer concierto, cuando aún éramos Dirección prohibida

Pablo Rioja | León

El concierto en Pedrajas a punto estuvo de convertirse en nuestro primer gran fracaso, y todo por un dichoso cable. El dueño de la discoteca que nos contrató, un compañero de clase, había alquilado todo el equipo de sonido a una famosa tienda de música situada en la plaza Circular de Valladolid. Nosotros teníamos que recogerlo y montarlo antes de actuar, pero cuando el Gordo Press fue a encenderlo para la prueba de sonido descubrimos que faltaba el conector que daba vida a todo el sistema. 

Al final salvamos la noche, pero fue la primera vez que sentí desconfianza hacia el cazatalentos, que ahora nos seguía por todos los escenarios. Su séquito, un par de cincuentones amantes del alcohol, las lolitas y otras drogas, no prometían glamour, más bien un submundo peligroso al cual no estaba dispuesto a descender. Ni yo, ni mucho menos Juan, al que nunca le agradó tanta promesa.
La última conversación telefónica con nuestro particular mecenas, al que apodamos como 'cazafantasmas', nos citaba en el Café Teatro para concretar el viaje a Madrid en apenas unas semanas. Allí lo prometido sería deuda, Código 84 grabaría su primer disco como Dios manda en un estudio de los de verdad, con cabina insonorizada incluida. Sí, quizá pecábamos de ilusos, pero el tío en cuestión no era un don nadie en este mundillo. Ya en los años 80  fue representante de varios grupos de rock, entre ellos el de nuestro colega Juanqui, así que, ¿por qué dudar?
Sí, éramos unos pardillos. La mañana antes de quedar con el 'cazafantasmas' nos juntamos los tres al salir de clase, bueno en el caso del Gabriel y el mío al salir del mus. Había que dejar claros nuestros propósitos antes de aventurarnos definitivamente. Como siempre, llamamos al tipo desde el móvil de Juan, pero al contrario que en otras ocasiones, esta vez daba apagado. Así hasta unas quince veces sin éxito.
Enseguida entendimos que no habría cita en el Café Teatro, ni conciertos por Valladolid cobrando dinerito fresco, ni mucho menos viaje a Madrid. Todo el castillo de naipes se desmoronaba entre la decepción por tanta promesa incumplida y un cierto respiro por librarnos del susodicho. Recuerdo que sin más, aceptamos que nos había tomado el pelo y pasamos página. 
Sólo unos días después, Juan me telefoneó a media mañana, al fin teníamos noticias del 'cazatalentos', aunque no las que imaginábamos. Hacía sólo unas horas que acababan de asesinarle a puñaladas en el cuello. Un 'ajuste de cuentas' aclararían más tarde los medios de comunicación. Al parecer le habían encontrado muerto en una cuneta. Salieron a la luz temas de drogas, deudas en sus locales de restauración y un sinfín de delitos que guardaba en la guantera.

Nos costó asimilar la noticia, estuvimos a unas horas de comprometernos con él, pero aunque intuíamos cosas raras, jamás se nos ocurrió indagar en su pasado. Alguien o algo, llámalo destino, ser superior o simple fortuna, no quiso que nuestra historia siguiese ligada a él.

A Juan le marcó especialmente este hecho, y más aún cuando la policía se puso en contacto con él para llamarle a declarar. ¿Que por qué a él? Bueno, digamos que encontraron unas cuantas llamadas con su número en el móvil del 'cazafantasmas'.

19 primaveras, recién aterrizado en España después de 11 años en Japón, con una fama que no se esperaba y atropellado sin previo aviso por la música. Creo sinceramente que todo aquello, en especial mi insistencia por dar un salto al vacío sin red, superó por completo a Juan, que amaba el grupo, tocar con nosotros, pero cuyo sueño no era el mío por más que yo tratase de disimularlo.

Aunque la policía sólo le citó a él, tanto el Gordo Press como yo le acompañamos sin dudar e insistimos en entrar también a declarar. Primero hablaron a solas con Juan y más tarde entramos todos, incluido José Carlos, su padre. Tras relatar nuestra efímera relación con el fallecido, nos fuimos sin más. No volvieron a llamarnos.

Antes de terminar el curso, a mediados del mes de junio, Juan vino a verme a casa. No quería seguir, dejaba el grupo. Echando la vista atrás, recuerdo perfectamente la sensación de tristeza que experimenté, apenas comenzaba a tocar con los dedos mi sueño y en un abrir y cerrar de ojos se iba a la mierda. Me enfadé mucho, seguramente fui injusto con Juan, no soportaba escuchar aquello, sobre todo porque hacía semanas que lo intuía. Era mi socio, nos entendíamos con un simple gesto, nuestras voces casaban, la sociedad entre los tres era perfecta, pero si una de las patas se caía, nada tenía sentido.

No miento si digo que todavía hoy me cuesta recordar aquel episodio. Código 84 estaba en su mejor momento, menos dinero, lo teníamos todo. Canciones listas para grabar una segunda maqueta tras el verano, fans, fama y una historia por delante.

Pero la realidad era que Código 84 echaba el cierre.


pABLO rIOJA (5/2/2014)

jueves, 14 de enero de 2016

Creíble pero incierto

Imagen de www.emiliosilveravazquez.com
Pablo Rioja | León

Parece creíble pero incierto
que mis pecados veniales
sean hoy pequeños gigantes
prestos a descoser un alma
harta de tanta espera,
loca por convicción.

No probé cuanto ansiaba,
ni crucé la frontera
de aquellos frutos maduros
que se desvanecían antes de la siega.

Desentoné el mea culpa
para afinar la cuerda floja
y caí lastimado en la cuenta,
nadie es lo que aparenta,
todos mienten hacia el otoño
y se redimen en primavera.

pABLO rIOJA (4-1-2016)

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lunes, 11 de enero de 2016

Zinedine Zidane, una nueva esperanza


Zinedine Zidane, nuevo entrenador del Real Madrid. 

Pablo Rioja | León

Recuerdo como si fuese ayer el gol de Zinedine Zidane en la novena copa de Europa, esos segundos de silencio de un enfervorecido bar acompañados después de un ¡ohhh! coral que ahogó cualquier sonido, cualquier orgasmo onomatopéyico. Gritar un simple ¡goool! después de aquella 'novena' maravilla hubiera resultado tan banal como visitar la Capilla Sixtina y exclamar un ¡qué bonito! En ambos casos, por cierto, el protagonista era Dios.

El sábado, cuando vi por vez primera ocupando el banquillo del Real Madrid al único francés incapaz de irritarme, sentí alivio y esa extraña sensación de que con él todo es aún posible, como cuando empaló aquel 'melón' de Roberto Carlos para regalar el mayor momento de gloria posible al madridismo.

Cinco goles en su debut para aquel mágico '5' que solía jugar de '10'. Un buen presagio. Pero de momento sólo eso. Queda lo más difícil, levantar la moral de una tropa asqueada de asquear con tanta táctica y tanto ataque de entrenador. Rafa, en agosto escribí que no creía que te comieses el turrón. Me equivoqué por una semana. No es personal, pero cualquiera que haya seguido un poco tu trayectoria futbolística habría llegado a la misma conclusión. Tu fútbol aburre, no sirve para el mejor club del siglo XX, no cuela eso de salir a no perder en vez de a ganar.

Zidane aún no es nadie en el mundillo de los entrenadores lo sé, pero igual no hace falta. Vicente del Bosque logró dos copas de Europa y dos Ligas limitándose a mantener la armonía y dejando hacer a sus estrellas, poco más. Y en este Madrid, como en aquel, las estrellas brillan por su presencia.

De todos modos, si la cosa sale mal habrá valido la pena. También te pitaba el Bernabéu los primeros meses, preguntándose eso de qué hace un chico como tú en un sitio como este. Y resulta que acabamos bailando salsa al anochecer creyendo así que el sueño de verte jugar no acabaría nunca. Pero acabó y los días de gloria fueron a menos.

Creo en ti Zinedine, llámame romántico si quieres, pero a mí imaginarme a Isco haciendo una de tus ruletas me pone más que contemplar cómo Modric tiene casi prohibido atravesar la línea de medio campo, no vaya a ser que pise una mina antipersona.

La única pena que tengo es que si te da por conquistar algún título este año le habrás salvado la cabeza al verdadero culpable de este desvarío, de esta continua falta de respeto al respetable. Él y sólo él debe dimitir. Le daremos las gracias por sus servicios y ya está.

Ahora que El Despertar de la fuerza está de moda, deseo que tu episodio en esta galaxia muy muy cercana sea como el IV y original de la saga; Una nueva esperanza.

pABLO rIOJA (11-1-2016) 

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viernes, 1 de enero de 2016

Que el Despertar de la fuerza te acompañe Star Wars

Crítica de 'El Despertar de la fuerza' sin spoilers
Imagen promocional de 'El Despertar de la fuerza'
Pablo Rioja | León

Mi cuñada tiene razón. Fui el instigador de uno de los tres aplausos 'espontáneos' que se llevó el Despertar de la fuerza el pasado 25 de diciembre. En concreto del primero, justo cuando la melodía de John Williams irrumpe en la sala dispuesta a trasladarte a esa niñez que nunca terminó de marcharse pero que todos guardamos en un rincón por aquello del qué dirán.

Ya está, por fin vi el episodio VII de la saga galáctica más espectacular de la historia del cine. Me ha gustado sí, pero tengo la sensación de que según pasan los días más se va diluyendo ese conglomerado de nostalgia y recuerdos que el cerebro se encarga de hacer aún mejores, para dar paso a cierta decepción por un argumento que me suena a repetido.

Pero lejos de mí la intención de quitarle mérito a J.J. Abrams. Lo nuevo de Star Wars es vibrante desde que el sello de Lucasfilm aparece en la pantalla. Ni un segundo de metraje destinado al aburrimiento y una estética retro que te ayuda a amar aún con más fuerza la trilogía original de George Lucas.

Pese a algunas críticas que he leído, me convencen los nuevos protagonistas. No así los viejos, que sencillamente se han quedado viejos para tanta aventura por el espacio. Y el villano, a miles de kilómetros del irremplazable Darth Vader, tiene mimbres para quedar en un segundo puesto muy digno.

Lo grande de este nuevo comienzo es que ahora sí existe la tecnología necesaria para que las imágenes generadas por ordenador no conviertan el filme en un videojuego barato como ocurría en los episodios I, II y III. Y al mismo tiempo son capaces de hacer volar como Dios manda al Halcón Milenario y compañía. Es lo que tiene llegar 40 años después.

El guión vuelve a ser flojo, con diálogos demasiado infantiles fruto de una saga gestada para captar a toda una nueva generación de jóvenes ávidos de aventuras de esas que sus padres aseguran haber vivido hace mucho mucho tiempo. Pero quien va a ver La Guerra de las Galaxias tampoco espera grandes discursos como aquellos del Senado que aburrían a las moscas en las precuelas.

Abrams ha sabido regalar una buena dosis de 'remembers' a los niños de 30, 40, 50... y atraer al mismo tiempo al lado oscuro a millones de nuevos fans. Lejos de aquella infantil Amenaza Fantasma, el episodio VII deja un gran sabor de boca y consigue dos cosas importantes; que las aventuras ochenteras regresen de su letargo con una nueva dimensión y que los futuros episodios VIII y IX puedan culminar una saga épica -con sus luces y sombras- a lo grande.

pABLO rIOJA (1-1-2016)

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