ME ESTOMAGA... Por Pedro Tapia Arteaga

¿Qué me ofrece? (24-8-2015)

Hay en televisión un anuncio de una bebida isotónica que lo ha clavado. Habla del verano y de las cosas tan extrañas que nos encontramos haciendo sin saber cómo. Cosas impensables en cualquier otra época del año. Será el calor que nos pone los sesos hechos agua. No hay pueblo que se precie que no tenga su reclamo para atraer como moscas a la peña. A las miles de ferias de todo tipo para exaltación, exposición y degustación de productos autóctonos, se une la demostración de oficios artesanales abocados a la desaparición. Mercados, mercadillos, rastros, recreaciones históricas, verbenas, festivales, etc, etc. A éstos se unen los que quieren veinte segundos en el telediario porque han hecho la tortilla, la empanada, la paella o el bocadillo de choped más grande del mundo.

Pero claro, el personal sigue abriendo la boca de puro aburrimiento, sigue con ganas de marcha, buscando el rincón donde la oferta sea más excitante porque los cánones de divertimento han cambiado. Ahí va una muestra:

Carreras de burros, nocheviejas en agosto, fiestas rocieras en septiembre, lanzamientos de huesos de aceitunas, a tomatazo limpio, a tirarse calderos de agua, a rebozarse con harina, con tierras de colores. A ducharse con vino clarete, campeonatos de muecas, de buceo en ciénagas, de levantamiento de esposas. Peleas con almohadas, lanzamiento de trozos de pan al paso de un santo durante la procesión. A lanzarse bolas de barro llenas de hormigas vivas….. El verano nos desata.
Ya lo dice la frase: Les dicen gordos y enseguida se ponen a hacer dieta; pero les llaman tontos, y ninguno se pone a leer un libro.

Me estomaga

¡A comer! (17-3-2014)

Culo veo, culo quiero. Andan las cadenas de televisión a la gresca. Como siempre. Basta que una tenga un mínimo de éxito con un formato de programa para que el resto se apunten al copia y pega.

Pusieron a doce personas a convivir en una casa y a continuación otros les pusieron en una tribu, en una isla, en una granja o en una obra en construcción con jubilados y medios pensionistas. Y a ver quién insulta más para llegar a la final. Y a ver quién llora más, porque mira que se vierten lágrimas en estos programas.

Pues así ha sucedido últimamente con los programas de cocina. Master chef, Top chef, Todos contra el chef, Hoy cocinas tú, Menú exprés, Master chef junior, Deja un hueco para el postre y hasta Hoy cocina el alcalde. Cuánto mal hizo Ferrán Adriá. Lo único que tenemos en casa es un cazo y una sartén y todos queremos hacer cocina molecular. Todavía no se cómo todos estos programas no nos han causado daños cerebrales.

Te vas a un restaurante y decides cenar cigotos de la familia phasianidae cocinados a ciento setenta grados en jugo de drupas con solanum tuberosum y espolvoreados y requemados con variedades de ocales, jaranda, jariza y bola. Pues esto mismo lo cenas en casa y son huevos fritos con patatas y pimentón. Sólo hay una diferencia entre los dos: treinta euros. Que a veces piensas si los huevos serán los del dueño del restaurante.

Tal es el éxito de estos programas y el momento dulce que vive la gastronomía en general que toda esta euforia se traslada incluso a los dormitorios para hacer escenas de cama.

Yace la pareja en la cama y dice él: - En boca es plano, le falta pasión, textura, muy poca presentación y apenas noto el bacalao.
Y dice ella: - Manolo, cómeme el coño y deja de jugar a Master Chef.

Me estomaga.

Ñam, Ñam, Ñam (10-1-2014)

Las onomatopeyas son palabras que imitan o recrean el sonido de una cosa o la acción nombrada. Así, la onomatopeya ñam, ñam imita el sonido que se hace al comer. Recurso muy utilizado en los cómics cuando el personaje tiene hambre y come con fruición.

Hambre y hambre. Mucho hambre hay en este país. Pero hambre de dinero, hambre del dinero ajeno.

Abogados, jueces, sindicalistas, presidentes y directivos de clubs de fútbol, deportistas, miembros de familias reales, constructores, ejecutivos de grandes empresas, presidentes y directivos de cajas de ahorros, políticos y politiquillos que si no tienen acceso al parné se agarran al hueso del jamón rancio para hacer un caldo.

¿Y todos son así? Por supuesto que no. Sólo algunos o sólo demasiados. ¿Y qué hacemos con estos pocos o estos demasiados? Pues como dice un amigo mío, ¡todos a la tuneladora!

¿Qué es una tuneladora? Esa máquina provista de una cabeza giratoria con elementos de corte y accionada hidráulicamente, capaz de excavar túneles a sección completa.

Pues como decía todos ahí, colocados ordenadamente y atados de pies y manos con un sistema de flejes y cinchos. Todos dispuestos para horadar la tierra. Alguien se preguntará cómo van a excavar si tienen atadas las manos. Ahora viene lo bueno, pues con la boca. Ñam, ñam, ñam hasta que se harten. En turnos de veintitrés horas y cincuenta y cinco minutos con cinco minutos para comer y dormir. Y así los siete días de la semana, los doce meses del año.

Dos amigos se encuentran por la calle y uno de ellos comenta: - Cuando hablan mal de mí me pitan los oídos. Y contesta el otro: - Que curioso, a mí me suda la polla.

Lo que nosotros opinemos a todos estos les suda la entrepierna. Nunca pasa nada….

Me estomaga

Semana para des-apasionarse(8-4-2013)
 
Atrás ha quedado la Semana Santa. Ciudades y pueblos con honda raigambre semanasantera dejan en el aíre un aroma dulzón a incienso y cera derretida. En la lejanía ecos de cornetas y tambores. Y en el paladar un regusto a limonada.

Sin entrar en ningún tipo de polémica, o sí, voy a dejar cuatro pinceladas de hechos que ocurren durante estos días y que me hartan.

Por un lado los cientos de publicaciones oficiales, extraoficiales, las que dicen que lo son pero no lo son, las de más o menos calidad y rigor y las chapuceras. Periódicos, televisiones, las revistas de cada cofradía, todas quieren apuntarse el tanto. Y al alcalde y al obispo se les agotan las palabras y los recursos para decir, en el saluda y en las entrevistas, algo diferente. Si nos tuviéramos que hacer con lo que ellos nos dicen…

Me cansan los figurantes, esos que piensan que descubrieron ellos, y sólo ellos, la Semana Santa y que sin su presencia no se conciben estos días. Porque una cosa es que los vivas con mayor o menor entusiasmo y otra cosa es que los hagas tuyos. Un mundo endogámico de abades, seises, secretarios, braceros mayores y otros personajes. Si por ellos fuera creo que quitarían las imágenes de los tronos y se pondrían ellos. O en su defecto procesionar sentados en sillas gestatorias.

En las cofradías compuestas por mujeres o que admiten mujeres me aburre ver a las lolitas quinceañeras de pechos incipientes con la túnica reglamentaria puesta, el móvil de última generación en la mano y corriendo con risas nerviosas en grupos a la caza del Zac Efron o del Justin Bieber de sus sueños.

Me hastían los braceros que no arriman el hombro, que no se comprometen, que cumplen con el trámite de la presentación y se ausentan. Esos que aparecen como sabuesos diez minutos antes de acabar y se matan, si hace falta, por una flor. El mayor trofeo para un papón. Pero sólo cuando se llega con el hombro destrozado y las piernas incapaces de sostener el peso del cuerpo. Esa flor de esfuerzo y sacrificio que se entrega a las personas que quieres.

No soporto ver que abran las procesiones los carritos de vendedores de obleas, como tampoco soporto que las cierren los vendedores de globos hinchados con helio. Van tan pegados a los abades o representantes de las cofradías que parece, desde lejos, que llevan como mitra una figura grotesca.

Y acabo con Genarín. Orgullosos de ser la mejor y casi única procesión profana de España. Hasta en los telediarios se hacen eco de ella. Miles de personas para emborracharse como piojos y hacer apología del alcohol. Para qué vamos a pasear a un investigador, a un científico, a un literato o a un artista insigne. Mucho mejor procesionar a un pellejero amante del orujo y las putas que murió atropellado por el primer camión de basura que hubo en León. Ese fue todo su curriculum. Así nos luce el pelo.

Lo plasmó J. Morgan en una de sus viñetas. Un personaje le dice a otro: - Yo creo que es imposible empeorar más…
Y responde el otro: -Venga, hombre, verás como sí… Hay que ser optimistas.

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No sé con quién estoy (11-2-2013)

Se define canon de belleza al conjunto de aquellas características que una sociedad considera convencionalmente como bonito, atractivo o deseable, sea persona u objeto. Es históricamente variable y no es común a las distintas culturas. Aceptar que sólo existe una única belleza es perjudicial porque niega la diversidad y la singularidad de la humanidad.

Pues bien, teniendo en cuenta estas pautas nos encontramos tiempos en los que el ideal estético se ha concebido de manera diferente. Así vamos localizando mujeres consideradas bellas cuando tenían órganos reproductores muy marcados, mujeres que eran bellas si medían 18 veces su puño, si eran blancas de piel, si eran voluptuosas, etc., etc.

El ideal masculino tenía que estar relacionado con el deporte: equilibrio, voluntad, valor y belleza o que tuvieran indicadores de fuerza, virilidad y libertad.

Épocas en que las mujeres eran bellas si estaban metidas en carnes y con curvas de vértigo, mujeres tostadas por el sol, mueres andróginas y amásticas. Hasta las mujeres caquécticas tuvieron su momento. Mujeres depiladas totalmente, parcialmente y mujeres sin depilar. Mujeres rubias y morenas, con pelo largo y corto, liso y rizado, maquilladas y con la cara lavada y recién peinadas. Perfumadas y sin perfumar. Hombres con pelo en pecho y barba cerrada, depilados e imberbes. Hombres con manicura en manos y pies. Hombres rudos y hombres afeminados.

Mujeres y hombres han tenido su minuto de gloria ante los cánones de belleza. Y para aquellas personas que la naturaleza no había sido tan generosa pues utilizaban otros recursos para gustar y/o seducir. Tales como la conversación, la simpatía, la gracia, la inteligencia, el magnetismo. Todo ello en perfecta armonía.

Ahora no, ahora negamos la naturaleza y la manipulamos hasta límites insospechados. Nos hacemos depilaciones definitivas, nos damos botox, nos hacemos implantes de relleno, combatimos la flacidez y la celulitis. Hacemos blefaroplastias, rinoplastias, liftings, lipoesculturas, liposucciones, mamoplastias, rellenos de ácido hialurónico, fotorejuvenecimiento facial y tratamientos anticalvicie. Nos ponemos pectorales, abdominales y gemelos. Y así un rosario infinito de procedimientos.

Llegará el día en que tanto mujeres como hombres cuando acudamos por primera vez a una cita tengamos que ir con la caja de herramientas a cuestas. Herramientas para ajustar las poleas que mueven brazos y piernas, las trócolas que rigen los hombros, los goznes que abren y cierran ojos y boca, los diferenciales que coordinan los pies, los muelles que levantan el pene, las ruedas dentadas que te suben al monte de Venus y una aceitera para engrasar y lubricar todo ello.

Cantaba Emilio Aragón en su tema “Cuidado con Paloma”

Cuidado con Paloma
que me han dicho que es de goma.
Le gusta la cirugía
ha pasado tantas veces por quirófano
que no la conocía.
Me han dicho que ahora tiene
los mofletes de Bo Derek.
Le pusieron en su día
la nariz de Estefanía.

Qué razón tenía Woody Allen cuando dijo que la última vez que había estado dentro de una mujer de verdad había sido dentro de la estatua de La Libertad.

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Noticias Noticiables (17-1-2013)

Con motivo de las pasadas elecciones catalanas del 25 de noviembre se me viene a la cabeza la información a pensión completa a la que nos someten los medios de comunicación. Nos han ido adoctrinando y convenciéndonos poco a poco que esa información la demandamos todos, que es vital para el resto de los españoles y que lo que suceda en esa autonomía marca el devenir del resto del estado español.

Y lo mismo sucede cuando le toca el turno al País Vasco. Les siguen Galicia y Andalucía pero ya en zona UEFA.

Dos meses antes de que se convoquen ya empiezan a correr ríos y ríos de tinta, tertulias, artículos de opinión, entrevistas, acusaciones entre candidatos y sondeos por aquí y por allá que dan como ganador a aquel que las encarga y las paga.

Y continúa el festival con toda la campaña electoral, con el día de las votaciones, los resultados, la composición del nuevo gobierno, valoraciones de unos y otros, la toma de posesión de cargos, etc., etc.

Total, cuatro meses de nada con la puta martingala. Aguantando además a todos con ese lenguaje torpe, de tan poco calado intelectual y esas frases y giros que no se quién los inventa y que repiten hasta la saciedad:
-Con luz y taquígrafos.
-Escribir negro sobre blanco.
-Más pronto que tarde.
-Arco parlamentario.
-Han hablado las urnas.
-Trabajadores y trabajadoras.
-Comenzar a tomar medidas adecuadas.
-Ser objeto de controversia.
-…..

¿Toda esta gente no pisa tierra firme? ¿Quién decide que todo esto es noticia?

Vamos a ver, nos la sopla a todos. Pero además bien soplada.

Lo único que queremos saber es la composición del ayuntamiento de Los Yébenes para ver si continúa la concejala dedicándose a los placeres masturbatorios y nos deleita con algún video más. Si algún alcalde monta en el salón de plenos una orgía gay con vaselina, champán francés y música de Village People o si hay alguna presidenta de diputación que enseña en el Interviú la puesta de largo de sus nuevas tetas operadas.
Vamos a ser serios, eso es lo que interesa. El resto son zarandajas.

Y lo mismo sucede con las fiestas de ciertas ciudades. Alguien decide que esas celebraciones hay que hacerse eco de ellas porque vuelven loco al personal.

Los Sanfermines. Cientos de tíos y cabestros corriendo delante de seis toros y dos cabestros. Y una ciudad llena de borrachos y convertida en un vertedero de basura. Flaco favor les hizo Hemingway.

Las fallas de Valencia. Todo el día tirando petardos y quemando muñecos gigantes.

La feria de Sevilla. Encendido de la puerta de acceso al ferial con sus doscientas cincuenta mil bombillas. Y venga palmas y fino.

El Pilar de Zaragoza. Todos empeñados en tapar a la pobre Virgen con toneladas de flores y venga jotas.

San Isidro en Madrid. Chotis en el Retiro y sus mil corridas de abono. ¿Corridas? Me apunto.

Y así un año y otro y otro… ¿Y el resto de ciudades y pueblos?
Seguro que hay por ahí cosas interesantísimas. Sin ir más lejos en el mío. Todos los años en las fiestas hay pasacalles por la afamada orquesta Los Patatos, repique general de campanas, disparo de bombas, desfile de cabezones y elevación de figuras grotescas. Elevan tantas para que se pierdan en el infinito que se han agotado.

Si usted conoce personajes grotescos envíen sus aportaciones voluntarias.

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Ya están aquí otra vez (17-12-2012)

¿El qué? Pues las fiestas, qué va a ser, las fantásticas fiestas navideñas. Llegando estas fechas todo el mundo habla del espíritu navideño. ¿Pero alguien sabe qué es éso? Sí hombre, alguien llama a nuestro corazón maltrecho y por arte de birlibirloque nos volvemos más buenos, más generosos, más solícitos, más comprensivos y con mejor humor. Y todo es paz, y amor y buenos deseos.
¡Oiga! Pero sólo unos días, ¿eh? Que yo no soy así. No me vaya a volver un blando. Que el resto del año me dedico a joder a base de bien.

¡Vamos! Todos al escenario. Comienza la función.

-La cantinela de la lotería. Pero si eso ya no hay quien lo vea. Ni por tradición. La incertidumbre, más que los premios, es saber si canta el gordo el niño de Senegal o la niña marroquí. Lo que tienen que hacer es innovar un poco, un año a ritmo de hip hop, otro de rap y otro a ritmo de Paquito el chocolatero.

-Los informativos inmediatos al sorteo. Los agraciados y desgraciados tirando el cava por el suelo y bebiendo en vasos de plástico. Y todos diciendo que con el dinero que les ha tocado van a tapar algunos agujeros. Será el negro.

-El discurso del Rey. Qué pesadez. Un porrón de años diciendo lo mismo. No queda ni un alma que le preste atención. Todos los años el mismo decorado y el mismo sillón. Sólo cambia la foto familiar. Vaya lío se tienen quitando y poniendo miembros.

-La tele. El mismo turrón que vuelve a casa por Navidad, las colonias (otra vez las colonias) y las películas lacrimógenas, dulzonas como el arrope y rosas, muy rosas. Padre y madre divorciados coinciden con sus hijos a la puerta del colegio en vísperas de las vacaciones navideñas. Los padres se miran. Los niños también. Quedan para ir a ver el partido de béisbol más importante del año donde el niño juega de pitcher y a continuación ver la representación de la obra de teatro donde la niña es la protagonista disfrazada de libélula. Y ambos piden a Santa Claus que se enamoren para poder llevar toda una vida idílica.

En el cine, Walt Disney se apodera de las pantallas.

-Los programas solidarios. Empresas que dan un pastizal (ahora menos) para que se les cite en directo y poder darse un baño de solidaridad. En realidad se la sopla donde vaya el dinero. No sé si la cantidad sería la misma si fuera de forma anónima. Y los famosotes aportando su granito de arena para la causa. Bisbal dona un rizo y Jesulín la primera braga que le tiraron en un coso.

-Las alfombras rojas en zonas comerciales forrando metros y metros de acera para que paseemos sin flashes los que no estamos nominados a ningún Oscar.

-Las reuniones y comidas pantagruélicas en familia. Todo fingido. Todo postizo.
-Maritetas, dame un beso y quítate la miga de mazapán que tienes en la mejilla, zorra, que cada vez estás más gorda.

-Pacopenes, ¿cómo estás, sindicalista de mierda? Treinta años viviendo de la sopa boba. Ojalá te pongan en la puta calle y te manifiestes por algo.

-¿Cómo va la vida cuñados? Me alegro que vuestro hijo no haya podido estudiar esa carrera que tanto anhelabais por ser tan tonto del haba como vosotros. Que tenéis toda la familia una idiocia galopante.

-Ya no me queda espacio pero podría hablar de los papás noeles que cuelgan de las fachadas y de las luces rojas que iluminan ventanas y terrazas. Que te dan ganas de llamar y preguntar por el precio que tienen las señoritas. Otra vez será.

Por último hay algo que llama mi atención. ¿De dónde viene esa música? Ah, si, es el ritmo machacante del villancico de siempre:

Chíngame, chíngame, chinga, chíngame
Chíngame, chíngame, chinga, chíngame

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Sírvase usted mismo (26-11-2012)

Dicen que cuando abres un frigorífico y ves toda la pared del fondo es que tienes una nevera de rico. Pero no es plan. Entonces decides que tienes que ir a hacer acopio de provisiones, entre otras cosas porque no eres rico y porque te gusta comer.

Llego al supermercado y me procuro un carrito. Me adentro en esa jungla de pasillos y mercancías. ¿Pero quién diseñó este aparato? ¿Pero qué le pasa? Está salvaje. No obedece. Yo digo a la izquierda, él a la derecha. Quiero comprar detergente para lavar a mano en agua fría calzoncillos de popelín y este monstruo se empeña en llevarme al pasillo del choped y el salami.

Tengo que servirme yo sólo. Yo me tengo que agachar, me tengo que poner de puntillas si no alcanzo lo que quiero, yo peso el producto, yo pongo la etiqueta del precio en la bolsa y yo envuelvo. Cuando me dirijo a pagar me encarrilan por un pasillo para asignarme caja. Me da la impresión que me van a marcar como al ganado con un hierro al rojo vivo, que un vaquero se me va a poner en la espalda para domarme o lo que es peor, que me van a poner unas pezoneras para ordeñarme.
Meto la compra en el coche y al arrancar una señal acústica y luminosa indica que el depósito tiene hambre de combustible. Fabrican coches con la fea costumbre de no andar si no tienen gasolina. Llego a la estación de servicio. Ya puedes hacer noche que allí no sale ni Dios. Primero tienes que ir a que te activen el surtidor, repostas y tienes que volver para pagar. Ellos están allí dentro, en su burbuja, si hace frío con calefacción y si hace calor con aíre acondicionado. Así todo doy las gracias por tanta confianza, por dejar la pistola y la manguera en mis manos. Por un momento me sentí un jeque del petróleo. También de aquí salí marcado. Unos octanos en los zapatos dan fe.

Cansado de hacerlo yo todo decido pararme en una terraza para tomarme algo y tomar aliento. Me siento. Dos minutos, tres, cinco, diez. Me levanto y acudo a la barra demandando un camarero. No tienen servicio de mesas ni terraza. Tengo que pedir allí, pagar y llevármelo yo. Ole, ole y ole. Esto es una loa, un canto al buen hacer y a la buena atención. En el trayecto una patata alioli en la camisa deja la huella indeleble de mi paso por aquí.

Pero de todo esto saco un beneficio. He hecho la compra yo solo, he llenado el depósito de gasolina yo solo y me he tomado un tentempié en una terraza sirviéndome yo solo. La cantidad de dinero que me he ahorrado es tremenda. De mi se iban a reír todos estos. Yo he sido quien les ha engañado a ellos. Que se queden con mi cara que conmigo pierden dinero. ¡Ya lo creo!

Después de toda esta soledad habrá quien llegue a casa a última hora del día y decida, para relajarse, dedicarse a los placeres solitarios. Pues seguro que habrá alguien empeñado en echarte una mano. Justo cuando más deseas hacerlo solo…

Me estomaga.


Marchando otra de ciudades (1-11-2012)

Una ciudad, por pequeña que sea, es una fuente inagotable de cosas curiosas. Basta con ser un poco observador.

El español, como idioma, la verdad es que no es gran cosa. Pobre de recursos, una lengua poco pujante, hablada en un par de países por cuatro pinchaúvas y que apenas sí ha dado 'uno o ninguno escritores insignes'. Precisamente por esa ausencia de vocabulario y porque lo importado siempre da un plus de valor y trascendencia recurrimos a vocablos foráneos.

Pues bien, en las ciudades existen soportes publicitarios que denominan mupis, opis, tótems magnums, publicidad below de line, stands, porta folletos take one, publicidad con la filosofía out at home, etc., etc.

Dentro de estos soportes voy a referirme en concreto a los mupis (mobiliario urbano para información).

Se encuentran salpicados por la ciudad y suelen tener dos cometidos. Uno, meramente informativo y publicitario y otro con claros tintes ecológicos que está muy de moda. La parte inferior de esta estructura se ha dividido en pequeños depósitos en los cuales se almacenan pilas, pilas de petaca, alcalinas, de botón y bombillas. Yo, que queréis que os diga, jamás he visto a nadie dejar nada de esto. Si acaso algún chicle o algún pañuelo de papel ahíto de mocos.

Como cada vez nos gusta más el ocio y el tiempo libre decimos que recargamos pilas, con lo cual no las desechamos. Y luces, lo que se dice luces, cada vez tenemos menos, así que estamos como para tirar las bombillas. Y en la parte superior de estos aparatos nos podemos encontrar la información-publicidad más singular.

Allá vamos. Un mapa estratégico de ruidos de la ciudad dividido por distritos. Objetivos de calidad acústica. Porcentajes de población de cada área sometidos a tantos por ciento en decibelios dBA en las vías más ruidosas.
¿Y qué? Toda la vida durmiendo plácidamente y ahora que conozco el estudio estoy obsesionado con el ruido de mi barrio: Ya lo decía Sabina.

'Ruido qué me has hecho,
Ruido yo no he sido,
Ruido insatisfecho,
Ruido a qué has venido.'

¿Y por qué no someten a estudio el ruido que tenemos en las cabezas? Eso sí que sería interesante y lleno de sorpresas.
Otro ejemplo. Mapa de radiaciones no ionizantes de la ciudad. Se ha estudiado los niveles de radiación en toda la ciudad y se ha llegado a la conclusión que son bajas en relación con los valores indicados en la legislación vigente siendo el máximo 1,94 V/m. Y se marcharon sin ruborizarse.

Ya me quedo más tranquilo. Respiro. Toda mi preocupación cuando salgo a la calle es que no me caigan unos cuantos calderos de iones en la cabeza y me dejen más lelo de lo que estoy. Hay días que los peroles de iones vuelan tan bajo que dan hostias como campanas.

¿Pero quién vende estas motos? Y lo más preocupante, ¿quién las compra? Este tipo de estudios, vitales para el ciudadano, siempre están pagados, subvencionados y/o patrocinados por ayuntamientos, diputaciones, universidades y juntas autonómicas. Curioso, ¿verdad?

No recuerdo el periódico ni el dibujante de una viñeta que vi no hace mucho. En un estrado y detrás de un atril un político estaba dando una rueda de prensa.

  • ¿Ustedes cuando no les vemos se ríen de nosotros?-preguntó un periodista.
Al menos en la viñeta el político no contestaba.

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Ciudades escaparate y el valor de las cosas (16-10-2012)

Me estomaga cómo están las ciudades.

Ya hace algún tiempo leí un estudio en el que se hablaba en cifras del número de imágenes que un individuo urbano procesaba, interpretaba y analizaba por minuto en su cerebro cuando caminaba por la ciudad. La cifra era escandalosa. Y ésta variaba, lógicamente, en función de la ciudad donde vives.

No es lo mismo vivir en Soria con su río Duero, su Machado y su mantequilla que vivir en Manhattan con sus espectáculos, sus rótulos luminosos, su tráfico y sus neones. Bueno, pues todavía se empeñan en que nuestros cerebros trabajen más. Ahora las ciudades son un calco unas de otras en cuanto a mobiliario urbano.

¿Alguien se ha fijado en la falta de uniformidad? ¿Qué criterio siguen para su adquisición?

Nos encontramos papeleras de forja, de madera, cilíndricas, rectangulares, basculantes, lisas, con un escudo. Farolas altas, bajas, de dos brazos, de tres, de uno, antiguas, de diseño, espaciales, de diferentes colores, estilizadas como cigarrillos, de pie, de fachada, de luz blanca, de luz amarilla, de luz tenue. Jardineras de forja, de metal, de piedra, de hormigón, de forma cóncava, rectangular. Bancos de piedra, metálicos, de acero inoxidable, combinados de madera y forja.

Si alguien necesita una jardinera, una farola o una papelera para su casa o jardín no hace falta que vaya a la tienda, la ciudad es el mejor escaparate.

Todo ello se pone y se abandona. Papeleras sucias e inservibles, jardineras que sirven de papeleras y bancos destrozados. Plantas secas, árboles que creen vivir en una sabana y césped que mira al cielo suplicando lluvia.

Y si todo esto ya es poco deterioro basta el poste de una farola, una papelera, una pared o el escaparate de un negocio que ha echado la trapa hace una hora para que lo utilicemos como soporte publicitario.

Nos podemos encontrar en una misma superficie con un cartel gigante en color anunciando día, hora y lugar donde representan Madame Butterfly, al lado otro con la cara del cómico que actúa en el pub de turno y otros dos más discretos. Uno de la licenciada que da clases de matemáticas y otro del particular que hace portes económicos.

De todo el mobiliario, el que más pena me da por el romanticismo que entraña son los bancos. Han dejado de ejercer el cometido para el que fueron diseñados que no fue otro que ser testigos mudos de besos robados de novios y donar su estructura para tallar corazones jurando amor eterno a Yoli o a Eva.

¿Todo esto es gratis para que se trate así? ¿Cuánto dinero se ha comido de los presupuestos municipales para tal abandono? Los medios de comunicación ya sólo quedan para anunciar las cosas interesantes, las cosas que realmente importan.

La televisión para anunciar una crema antihemorroidal y un pegamento para que no se caiga la dentadura al comer. La radio para dar a conocer un producto hecho a base de guaraná y ginseng con propiedades energizantes y vigorizantes que hace efecto a los 45 minutos y que te garantiza poner a tu pareja mirando a Santander cuatro veces en una tarde. Y el periódico para que se ofrezca mulata caribeña, cariñosa y besucona de 110 de pecho practicando griego y francés sin y sin prisas por treinta euros.

Si ya lo dijo en su día uno de los componentes del grupo Les Luthiers: La inteligencia me persigue pero yo soy más rápido.

Me estomaga.

 Y de profesión... ¿Político? (24-9-2012)

¿Pero la política es una profesión? No sabía. Qué ignorante soy. ¿Y de cuántos años es la carrera? ¿Es una licenciatura o una diplomatura? ¿Cuántas asignaturas por curso? ¿Se imparte en todas las universidades?

Bueno pues sí, resulta que es una profesión. Y además una profesión dura y de riesgo. Vaya calvario, tanto tiempo estudiando y una oposición agotadora tras años de estudio intenso para nada. Total, para ganar unos miles de euros al mes, para tener dietas, para tener iphone e ipad de última generación, para viajar gratis o con unos descuentos especiales, para comer trocitos de paraíso en restaurantes de lujo a cien euros el milímetro culinario, para pertenecer al consejo de administración de bancos, cajas, fundaciones o empresas, para recibir presentes por favores concedidos, para codearte con lo más florido de la sociedad, para que te inviten a inauguraciones, exposiciones y aperturas, para tener la posibilidad de colocar a familiares y amigos en puestos creados para tal fin, para, para, para….

¡Qué sufrimiento por Dios! ¡Que se pase pronto la legislatura que me quiero ir ya! ¿Pero qué tiene esto de la política? Qué pereza, qué hartazgo con toda esta gente.

Ya lo dijo Delibes: Para el que nada tiene, la política es una tentación comprensible porque es una manera de vivir con bastante facilidad. Gran verdad.

A todos los niveles cuando esta fauna toma posesión de sus cargos se les entrega automáticamente tres cosas; Un acta de abducción, un bidón con mil litros de soldadura líquida y un traje especial con una tonelada de vaselina.

El acta de abducción es porque quedan como secuestrados por extraterrestres, completamente lelos, levitando y ajenos a toda realidad. La soldadura líquida es para que ellos y el sillón que ocupan sean un solo ente y el traje y la vaselina es para que todo resbale. Insultos, mala prensa, denuncias, etc.
Tres regalos y una sola obligación. La obligación expresa que suceda lo que suceda jamás se dimita. Todo ello inherente al cargo.

Puestos municipales, provinciales, autonómicos y nacionales enquistados y cronificados durante años y años.

¿Es la política necesaria? Sí. ¿Son los políticos necesarios? Sí.
Qué buenas las palabras de Bernad Shaw ya en el siglo XIX cuando dijo que los pañales y los políticos han de cambiarse a menudo…y por los mismos motivos.

A todos nos vienen a la mente docenas y docenas de nombres y apellidos que llevan quince, veinte, treinta y hasta más años en puestos políticos. Personas que no se les conoce otro oficio ni beneficio y que han hecho patrimonio y han medrado al albur de este invento. A todos los que han hecho de esto su profesión les digo que se vayan a sus casas. Que se vayan a sus casas y si no saben qué hacer que se compren un curso de calceta o punto de cruz. Muy entretenido. Y desestresante.

Me estomaga.


Se acabaron las vacaciones (7-9-2012) 

Me estomagan los múltiples comentarios sobre las vacaciones. Vagos, sin sustancia, anodinos, repetitivos.

Vacaciones: Periodo de descanso durante el que se interrumpe una tarea o actividad habitual. Pero el diccionario no dice que el uso y disfrute de este periodo tenga que ser en una época determinada.

Pues bien, la gente no empieza a tener constancia de ellas hasta bien entrado el mes de junio. Cobra una fuerza descomunal en julio y en agosto se libra la madre de todas las batallas. Y a partir de aquí siempre las mismas preguntas. ¿Ya te fuiste de vacaciones? ¿Ya viniste de vacaciones? ¿Cuándo las coges? ¿Todavía te quedan? Todo muy original. El resto del año estas preguntas no están en el cuestionario.

Y no se te ocurra marcharte en octubre o noviembre porque te saldrá el juicio que tienes pendiente desde hace dos años por el golpecito que tuviste con el coche. Tendrás esa reunión importante de trabajo que tenía que haberse celebrado en marzo. Se abrirá y se cerrará el plazo de matrícula de ese curso que tanto anhelabas. Se acabará el plazo de presentación de méritos para una bolsa de trabajo. Y así un largo etcétera.

Te has podido ir veinte días a las Islas Svalbard que se encuentran situadas entre Europa y el Polo Norte, a más de mil kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico. Un entramado de fiordos e islas montañosas adornadas con numerosos glaciares de los que surgen increíbles icebergs que cuando llegues y alguien te pregunte si has estado de vacaciones y le contestes que sí, te dirá:
-¡Pero si no estás moreno!
Porque a parte del desconocimiento esa es otra, entre más moreno estés se supone que mejor te lo has pasado. Es algo directamente proporcional.
El mundo se divide entre los de piel blanca que son aburridos como monos, los de piel morena partidos de la risa continuamente durante toda su vida y los de piel normal que ni fu ni fa. Hay que ver como es esto.

Lo que es buenísimo es cuando te vas de vacaciones y entablas conversación con alguien. Si no has ido a comer al mismo restaurante que ellos te dirán que te has perdido un orgasmo culinario. Si no has visto la puesta de sol desde el mismo risco que ellos te dirán que te has perdido lo mejor de las vacaciones. Si no te has subido en el mismo funicular desde el que se ve una panorámica de la ciudad te dirán que te has perdido lo mejor del viaje. Si te has comprado lo mismo que ellos te dirán que lo suyo lo consiguieron más barato. Y si haces el mismo viaje que ellos y todo coincide te dirán que el viaje de su vida ha sido uno que tú todavía no has hecho. ¡Ay, me han jodido! Definitivamente.

Y así va transcurriendo esto. Te paran por la calle, no te preguntan ni cómo estás y te cuentan donde han estado de vacaciones y lo que han hecho durante hora y media. Se toman un respiro, vuelven a la carga y te amenazan con seguir contando otro rato que coincidas porque esa ha sido la versión corta. Y supones que debe de quedar lo más interesante a juzgar por lo moreno que está.

En el pueblo, en la montaña, en el mar, por España, por el extranjero, más días, menos, todos procuramos evadirnos un poco. Menos los políticos, porque se tienen que quedar para velar por nosotros, porque hay mucho trabajo y porque este país necesita más esfuerzo, más misión, más brega y más sacrificio. Y ellos tienen que dar ejemplo.

Pobrecines. Ja, me parto.

Me estomaga


¿Qué me pongo? Cualquier cosa (17-8-2012)

Me estomaga cómo se viste cierto tipo de gente. Decimos que una persona es elegante cuando tiene distinción, gracia, donaire, buen gusto, cuando es correcto, comedido, discreto. Y el diccionario nos dice que la elegancia es el atributo de ser excepcionalmente eficaz y sencillo.

Pues bien, no me explico cómo puede haber tantas personas con ese dudoso sentido de la estética. Y no me refiero a esos grupos urbanos, góticos, rastas, emos, raperos, punks, mods, frikis, etc. en los que su atuendo forma parte de su estilo de vida. Tampoco estoy pensando en esos en los que por el hecho de ser o estar encasillados en el grupo de intelectuales y/o artistas ya tienen licencia para ir con aspecto descuidado: pelo largo, coleta, barba de unos cuantos días, pantalones amplios y camisetas con alguna leyenda.

O esos otros aventureros, robinsones o reporteros de guerra que van siempre con pantalón, camisa y cazadora de mil bolsos imposibles, cientos de cremalleras y botas de montaña. Ni tan siquiera me refiero a esos que argumentan que lo principal es la comodidad y visten siempre con ropa sport y deportiva. Como que el resto de ropa estuviera reñida con la comodidad.

Los que acuden a mi cabeza son esos en los que todos estamos pensando. Sí, esos. Porque se puede ser joven o mayor, delgado o gordo, hombre o mujer pero por Dios, un poco de decoro. ¡Qué atuendos! ¡Qué colores! ¡Qué combinaciones! ¡Qué permutaciones de n elementos tomados de n en n!.

Y no sólo eso, luego está la confusión. Que no se trata de ser un snob, un transgresor o un excéntrico. Que cada tipo de ropa está diseñada y concebida para cada ocasión.

Nos ponemos unos pantalones cortos, unas sandalias de dedo y sin sonrojarnos nos vamos a un cóctel nocturno. Nos ponemos un chándal y unos zapatos de tacón y nos vamos a hacer la compra al supermercado. Nos ponemos un traje, corbata y una visera roja de la Trasmediterránea y nos vamos a recoger un premio. Nos ponemos un esmoquin y unas zapatillas deportivas y nos vamos de boda. Decía Balzac que el bruto se cubre, el rico se adorna, el fatuo se disfraza y el elegante se viste.

¿Qué me pongo? Cualquier cosa. Y así vamos por la calle.
¿Qué me pongo? Cualquier cosa. Pues hala, un taparrabos, a comer con las manos y dar gritos por la selva.

Me estomaga.


Ya soy mayor ¿O no? (30-7-2012)

Me estomaga que me digan lo que tengo que hacer. Mis padres biológicos intentaron darme una educación desde la infancia hasta los veintitantos en estrecha colaboración con los profesores que me cayeron en suerte y en desgracia en cada una de las etapas. Fui creciendo, adquiriendo conocimientos y la experiencia que los años van dando a la vida.

Y cuando crees que eres autosuficiente, autónomo, cuando tienes criterio, capacidad para tomar decisiones, capaz de resolver los problemas, o al menos intentarlo, resulta que te sale un padre putativo con nombre y apellidos que te devuelve a la niñez, que se empeña en tutelarte, cambiar tus hábitos, dándote una lista interminable de prohibiciones, que intenta reeducarte, que te da pautas de comportamiento e intenta “facilitarte la vida” para que no pienses, para que no decidas, para manipularte.

El nombre de este nuevo padre es: Gobierno de España. Y este padre extiende sus tentáculos a través de educadores cansinos y agotadores que son los distintos ministerios. Nos atizan repetidamente con el consejo de turno y nos recuerdan que es una recomendación, por ejemplo, del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Gobierno de España.

Qué solemne, qué agradecido estoy. Gracias por velar por mí.
Pero, ¿dónde hemos llegado? Nos recomiendan cosas que son un insulto a la inteligencia media. Cosas que son de sentido común, que es el más común de los sentidos.


Recuerdo mi niñez en el pueblo cuando en julio y agosto se trillaba en la era a las cuatro de la tarde a más de treinta grados de temperatura. Y la gente se ponía sombrero, a ratos a la sombra y siempre con el botijo de agua fresca a mano. Y unas manzanas en un fardel. Y esto se hacía porque había sentido común porque éso, y no otra cosa, era lo que había que hacer.

Ahora nos dicen que si hace calor nos pongamos a la sombra, que bebamos líquidos, que usemos ropa ligera. Que comamos fruta y verduras de temporada, que si conducimos descansemos cada dos horas, que si hace frío llevemos cadenas, el depósito lleno y el móvil con batería. Que hagamos ejercicio físico, que nos apuntemos al estirón, que si el monte está seco no tiremos colillas. Que si, que si, que si... ¿Pero se piensan que somos imbéciles? ¿O lo somos? ¿O realmente somos burros como concejales? Con todo mi respeto y consideración para los burros.
Dice mi buen amigo Paco que como sigamos así los hombres acabaremos teniendo la lefa rosa. Y no le falta razón.

Me estomaga.

Telediarios (18-7-2012)

 
Me estomagan las noticias y telediarios de todas las cadenas de televisión sin excepción. Me parecen demenciales, son como de broma. Han perdido toda la credibilidad y seriedad que a estos informativos se le supone. Recuerdo cuando los telediarios se estructuraban en cuatro partes perfectamente definidas: noticias nacionales, internacionales, deportes e información meteorológica. Y punto. Seriedad y rigor. El presentador/a no se permitía ni una licencia. Y eso le confería un plus de solvencia. Ahora los telediarios son una mezcolanza y un cóctel de noticias.

Dicen los “expertos” que los informativos tienen que ir acompañados de un toque de frescura con una puesta en escena informal. Entonces el presentador/a aparece de pie, luego se sienta, luego gira la silla noventa grados a la derecha para mirar una pantalla, otros noventa a la izquierda para dirigirse al invitado en la mesa y a su espalda una marabunta de periodistas en lo que se supone es una redacción. Comienza dando las últimas declaraciones del político de turno y después nos recomienda un seguro fabuloso con una cobertura extra para nuestro automóvil.

El presentador/a de deportes entre la última gesta de Nadal y la remontada de Alonso nos dice que utilicemos una crema de afeitar que nos va a dejar la cara como el culo de un niño. Y el meteorólogo/a que está en el plató en un devenir continuo de un lado a otro persiguiendo isobaras, agachándose, levantándose y moviendo brazos como aspas de molino nos dice que en el sur hace calor y en el norte frío. Y termina dándonos la dirección de una agencia online para que pasemos las vacaciones de nuestra vida.

Y en este punto ya no se si estoy viendo un telediario, un programa del corazón, un reality, un programa de sucesos con la carnaza correspondiente o una telenovela. La verdad, tampoco sé si tengo que ir de vacaciones con el Ibex, afeitarme con una borrasca o ir a un taller para que Nadal me arregle el coche. Vamos, un sindiós.

Me estomaga.

Colonias y publicidad (25-6-12)

Me estomaga ver ciertos anuncios en televisión. Sobre todo de perfumes masculinos y femeninos. En ciertas épocas son insufribles. El resto del año tenemos licencia para oler mal u oler simplemente a limpios. Entiendo que la mayoría de las marcas hacen campañas internacionales pero, ¿por qué todas tienen que incluir una frase en inglés? Una frase del tipo “Success beyond the game” o “L’eau, the new feminine fragance”. Y las personas que no poseemos la virtud del idioma nos rascamos la cabeza pensando qué nos han dicho. En publicidad como prima la imagen y todo nos entra por los ojos no nos acordamos ni del nombre de la fragancia en cuestión.

Me imagino a la señora/chica de turno diciendo a la dependienta de la perfumería:
-Sí mujer, quiero ese perfume en el que sale un hombre desnudo de la cama. Que tiene una mandíbula de efebo griego y un culo que me pone más caliente que la barandilla del infierno. Y el hombre/chico reclamando la colonia de la mujer que sale cabalgando a horcajadas de un caballo con una blusa blanca transparente donde se le adivinan unos pezones como los pitones de un miura sin afeitar.

¿Tenemos que esconder y travestir tanto mal olor? ¿Huele todo tan mal?
Y lo peor es que el agua comienza a ser un bien escaso. Verás el día que tengamos que ducharnos con gin tonic. Luego dirán que somos una “suciedad” alcohólica.

Me estomaga.


Me estomagan los niños que mean en la calle (19-6-12)          


Me estomaga cuando padres, abuelos y/o cuidadores ponen a los niños a hacer sus necesidades en la calle. Esgrimen el argumento de que es una urgencia, que no tienen educados los esfínteres y que como son niños se les puede permitir todo. La orina de las criaturas son lágrimas de ángel y sus cacas nocilla para untar.

Si es un acto tan “normal”, ¿por qué los esconden entre dos coches, detrás de un árbol, de una jardinera, de un contenedor o de una papelera?

En una ocasión alguien dijo que para saber si algo está mal hecho sólo hay que imaginar qué sucedería si eso lo hiciera todo el mundo. ¿Se imaginan el caso que nos ocupa? Ciudades convertidas en cloacas y letrinas.

Y luego dicen de los pobres perros. Pero si la culpa la tienen los dueños…

Me estomaga.

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