miércoles, 3 de julio de 2013

MasterChef, el mejor plato de TVE

Fuente de la imagen: multipress.com
Pablo Rioja | León

Cuanto más estiran las cadenas de televisión el chicle de los concursos-realities mayor sorpresa me produce que alguno de ellos continúe sumido en el triunfo. Pese a las críticas, el pueblo llano ama acostarse, levantarse y meterse incluso en el WC con la 'troupe' de Mercedes Milá, que en su décimo cuarta edición hipnotizó infieles a desnudo por gala.

En cuanto al Número Uno y La Voz, su operación triunfo conoce las dos caras de la moneda, sobre todo porque al show de Antena 3 le vendría mejor el apellido de Dos en audiencia, no así en calidad estética y sonora, infinitamente superior a la de sus vecinos, pero ni así le toman el pulso a este tipo de formatos. Desde que quisieran copiar la fórmula del primer Gran Hermano con aquel esperpento sobre ruedas -El Bus- atesoran fracaso tras fracaso, Confianza Ciega al margen.

Lo curioso ha sido que la fórmula haya triunfado por primera vez en TVE, que en vez de enjaular a sus ratoncitos para cantar o convivir sin más, los ha puesto a cocinar. Y visto los cinco millones y medio de telespectadores que se comieron ayer la final de MasterChef, entre los que me incluyo, parece que hay vueltas de tuerca para rato.

De la mano de tres maestros cocineros, Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nájera, el espacio fue ganando adeptos semana a semana para terminar arrasando el share en la noche de los martes. Como cualquier reality o talent show que se precie, sólo esa simbiosis mágica que no se sabe bien de dónde nace dictaminó el SÍ del público.

Y todo merced a un formato bien editado que enfrentaba entre sí a cocineros amateurs en busca de gloria culinaria, 100.000 euros, su propio libro de recetas y algún que otro contrato en restaurantes de primer nivel, premios sin duda muy golosos. Todo ello aderezado con visitas y consejos de los mejores chefs españoles, unos profesores que han enganchado al personal y ese toque sutil que se mete en la vida y convivencia de los participantes pero sin perder el color blanco del formato.

Mi más sentida enhorabuena a quienes han adaptado el programa a nuestro país, a TVE por mantenerlo pese al flojo comienzo, a los concursantes por cómo han ido evolucionando de los platos combinados a los grandes platos y sobre todo a los tres chefs porque han logrado que cada martes estuviese más nervioso que Marco el día de la madre a la espera de quién era el próximo expulsado.

Espero con ansias la segunda edición, aunque es bueno ayunar unos meses para que la fórmula no se queme en los fogones.

pABLO rIOJA (3-7-2013)

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