Actuación en mi casa de León para algunos amigos, antes de ser Dirección Prohibida |
Pablo Rioja | León
Está claro que la vida es experta en conectar historias, buscar un nexo de unión y dejarte en bandeja la posibilidad de extraerle el jugo a gran parte de tus sueños. Y como bien me dijo un casi familiar lejano en cierta ocasión, la vida de cada ser humano es un autobús al que van subiendo y del que se van bajando personas, unas viajan siempre contigo, otras se apean a mitad de trayecto, hay quienes incluso regresan, pero todas te marcan de alguna manera.
Juan Sastre se subió a mi autobús aquel caluroso verano en el Lago de Sanabria, con 16 o 17 tacos.
Por aquel entonces ya había compuesto alguna que otra canción, digamos que la clase de música del instituto despertó la curiosidad por expresar lo que rondaba en mi cabeza. Recuerdo que de pronto me ponía a escribir letras enteras encima del pupitre o en los márgenes de los libros. Mi desorden particular y las limpiadoras del instituto, que dejaban las mesas impolutas, hicieron que todas se perdieran. De hecho mi primera canción registrada fue "No queda nada entre tú y yo", plasmada en un pequeño sobre color carne en julio del 2000.
Pero volvamos al Lago de Sanabria. Mis por aquel entonces amigos de León, Zamora y Valladolid solíamos juntarnos cada verano para disfrutar de 4 días en el Camping Folgoso. No había drogas, quizá alguna borrachera que otra, pero poca cosa. Sastre acababa de regresar de Japón, donde había vivido la mayor parte de su existencia. Conectamos desde el principio, he de reconocer que me impactó su forma de tocar la guitarra y cantar. Un guaperas calcadito a Miguel Ángel Muñoz, por aquel entonces ídolo de masas gracias a la seria Upa Dance de Antena 3, que ligaba con las tías cantándoles temas de Maná al estilo japonés.
No soy consciente de cómo, pero escuché su ofrecimiento a alguien del grupo de amigos para ponerle música a letras. ¡Coño, justo lo que necesitaba! Yo era decente componiendo, pero las melodías me sonaban a repetido. Sin más, le ofrecí la posibilidad de ponerle música a una letra nueva que acaba de escribir, se llamaba "Siempre quise". Aceptó, y aunque vivíamos en ciudades diferentes, pronto tuve noticias suyas y una grabación en mp3. Fue nuestra primera colaboración. Aún desconocíamos que un par de años más tarde terminaría estudiando Periodismo en Valladolid, donde las colaboraciones se convirtieron en la excusa perfecta para juntarnos a tocar la guitarra.
Tocábamos casi a diario en mi piso de estudiante, en su casa, en la de nuestro amigo Fran León, daba igual. No sé en su mente, pero en la mía estaba claro cuál era el principal sueño a corto plazo, formar mi propia banda. Lo solíamos hablar medio en broma, medio en serio, pero nadie se atrevía dar el primer paso. ¿Cómo coño se forma un grupo de música?
También en Valladolid estudiaba medicina Gabriel Siquier, al que todos conocían como Palito, el 'masca' del grupo de amigos. Era un chuleras de Plasencia con mucha vida recorrida. Reconozco que al principio no me cayó bien del todo, ambos íbamos de gallitos, pero el hijo puta se las metía en el bolsillo con su acento mitad andaluz, mitad extremeño. Pronto pasamos de ser dos colgados por la música a un trío que encandilaba al personal con un par de guitarras y unos bongos.
De nuestros encuentros fueron surgiendo un puñado de canciones. Yo escribía, Sastre hacía los arreglos y Gabriel, bueno, digamos que Gabriel daba la tabarra con las percusiones, sus punteos y unas melodías cuanto menos estrambóticas. Pero el cóctel, una vez agitado, funcionaba.
Y esta parte de la historia termina con una especie de concierto que dimos en casa de los León para 4 personas, de hecho en aquella ocasión nos acompañaría Fran a los teclados. Nunca olvidaré cómo al terminar la improvisada actuación su padre, Paco León, nos miró fijamente y sentenció: "Voy a hablarle de vosotros a un amigo mío que es productor para que escuche lo que hacéis y quizá os grabe una maqueta".
¿Una maqueta? Pero si ni siquiera éramos un grupo.
Paco cumplió su palabra. Tiempo después, Sastre y un servidor nos plantamos en el estudio de aquel tipo, creo que era profesor de música o algo así. Ilusos de nosotros, estábamos convencidos de que saldríamos de allí con un contrato musical firmado. Pero lo que realmente recibimos fue una sentencia firme del experto; "Estáis muy verdes", nos espetó.
Sin duda fue un acto de sinceridad en toda regla, lo que nosotros veíamos como la quinta sinfonía para él no era más que tontería juvenil. Pero a pesar del chasco, aquel hombre nos dio el empujoncito que realmente necesitábamos. "No os grabaré ninguna maqueta, pero os animo a que empecéis a tocar en bares para coger tablas", sentenció.
Y dicho y hecho. A la mañana siguiente nos plantamos en el Café Teatro, un famoso bareto de Valladolid donde cualquiera podía sentirse músico por una noche. Cojimos fecha dos meses más tarde, entre otras cosas porque había que preparar un repertorio en condiciones.
Lo mejor de todo fue cuando el tío preguntó cuál era el nombre del grupo para apuntarlo en la agenda. Sastre y yo nos miramos con cara de idiotas durante los dos segundos más largos de la historia y sin más dije: "Dirección Prohibida", un grupo al que había pertenecido en León pero que jamás salió del garaje de Luis Fran.
De la noche a la mañana habíamos pasado de ser tres amiguetes locos por la música a un grupo de pop/rock.
Mi sueño estaba a punto de cumplirse.
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(Continuará...)
pABLO rIOJA (27-1-2014)
jajaja con que la tabarra no?? ajaja
ResponderEliminarq puto crack q eres!! se echan de menos esos viejos tiempos!!
Joder Press, la dabas pero bien... pero qué hubiera sido de nosotros sin tus chapas buscando melodías y acordes raros, y tus percusiones... y cuando te dejamos cantar en el concierto de León la de Quédate conmigo y te pusiste a cantar otra y te tuve que cortar... jajajaja, claro como tu tesis era que todas las canciones eran con los mismos acordes...
ResponderEliminaren fin... yo también echo de menos aquellos años, sobre todo los primeros...