¿Pero la política es una profesión? No sabía. Qué ignorante soy. ¿Y de cuántos años es la carrera? ¿Es una licenciatura o una diplomatura? ¿Cuántas asignaturas por curso? ¿Se imparte en todas las universidades?
Bueno pues sí, resulta que es una profesión. Y además una profesión dura y de riesgo. Vaya calvario, tanto tiempo estudiando y una oposición agotadora tras años de estudio intenso para nada. Total, para ganar unos miles de euros al mes, para tener dietas, para tener iphone e ipad de última generación, para viajar gratis o con unos descuentos especiales, para comer trocitos de paraíso en restaurantes de lujo a cien euros el milímetro culinario, para pertenecer al consejo de administración de bancos, cajas, fundaciones o empresas, para recibir presentes por favores concedidos, para codearte con lo más florido de la sociedad, para que te inviten a inauguraciones, exposiciones y aperturas, para tener la posibilidad de colocar a familiares y amigos en puestos creados para tal fin, para, para, para….
¡Qué sufrimiento por Dios! ¡Que se pase pronto la legislatura que me quiero ir ya! ¿Pero qué tiene esto de la política? Qué pereza, qué hartazgo con toda esta gente.
Ya lo dijo Delibes: Para el que nada tiene, la política es una tentación comprensible porque es una manera de vivir con bastante facilidad. Gran verdad.
A todos los niveles cuando esta fauna toma posesión de sus cargos se les entrega automáticamente tres cosas; Un acta de abducción, un bidón con mil litros de soldadura líquida y un traje especial con una tonelada de vaselina.
El acta de abducción es porque quedan como secuestrados por extraterrestres, completamente lelos, levitando y ajenos a toda realidad. La soldadura líquida es para que ellos y el sillón que ocupan sean un solo ente y el traje y la vaselina es para que todo resbale. Insultos, mala prensa, denuncias, etc.
Tres regalos y una sola obligación. La obligación expresa que suceda lo que suceda jamás se dimita. Todo ello inherente al cargo.
Puestos municipales, provinciales, autonómicos y nacionales enquistados y cronificados durante años y años.
¿Es la política necesaria? Sí. ¿Son los políticos necesarios? Sí.
Qué buenas las palabras de Bernad Shaw ya en el siglo XIX cuando dijo que los pañales y los políticos han de cambiarse a menudo…y por los mismos motivos.
A todos nos vienen a la mente docenas y docenas de nombres y apellidos que llevan quince, veinte, treinta y hasta más años en puestos políticos. Personas que no se les conoce otro oficio ni beneficio y que han hecho patrimonio y han medrado al albur de este invento. A todos los que han hecho de esto su profesión les digo que se vayan a sus casas. Que se vayan a sus casas y si no saben qué hacer que se compren un curso de calceta o punto de cruz. Muy entretenido. Y desestresante.
Me estomaga.
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