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Pablo Rioja | León
Viernes 13. Ese fue el caramelo envenenado que Brasil le regaló a España como agasajo para iniciar su particular Mundial. Si al menos hubiera sido Martes y 13 nos hubiéramos echado unas risas, pero la risa va por barrios y ayer inició una mudanza inesperada del sur de Europa a los países bajos. Toda una pesadilla que los holandeses llevaban maquinando desde el minuto 117 de aquella final.
Perdimos sí, por goleada. Y como decía Xavi Hernández "ganaremos o moriremos con nuestra filosofía". No me preocupa tanto la derrota sino cómo mea la perrita, porque el descalabro físico y mental de la segunda parte dejó al descubierto un depósito de gasolina con señales alarmantes de hallarse en la reserva.
¡Ay Silva! Tuyo fue el 2-0 y se acabó. Pero fallamos. Y cuando el tiqui-taca se queda en el vestuario nadie puede esconder nuestra alarmante falta de gol. Lo fácil es atizarle a Iker, al que le han metido en un partido más goles que en todo el Mundial de 2010, pero ayer los 'Orange' cortocircuitaron un centro del campo al que le sobra un pivote y le falta Cazorla. Así maravillamos al mundo entero en 2008.
Todo es reversible aún, esa es la buena noticia. Hay tiempo para ahuyentar nuestros fantasmas, esos que ayer se metieron en la cama de todos los españoles y que creíamos olvidados. Holanda se cobró la venganza sí, pero que no olviden una cosa, los que lucimos estrella en el pecho somos nosotros.
Algunos ya se han bajado del barco, yo me quedo con el capitán por si a la risa le da por volver. Y si nos hundimos habrá valido la pena esta gloriosa travesía. Hoy, más que nunca, PODEMOS.
pABLO rIOJA (14-6-2014)
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