Consciente de que la época en la cual vendía miles de discos «ha desaparecido», la polifacética artista regresa de su particular ‘retiro’ para embarcarse junto a Los Chicos de Coro en un «regalazo de gira» que no estaba escrita en el guión.
La polifacética artista española, Paloma San Basilio |
"La televisión en España ha perdido el norte, ofrece un producto que no enriquece"
Cantaría en una Cataluña independiente, pero este proceso no tiene mucho sentido para casi nadie"
Pablo Rioja | León
—¿Cómo define estas ‘Voces para el alma’ que ahora saltan del disco a los escenarios?
—Pues es una de esas cosas que aparecen en el horizonte cuando tú ya estás diciendo ‘bueno, me voy a quitar del medio’, debo pasar a otra etapa. Y de repente, aparece este proyecto en las navidades de 2014. Me propusieron hacer un par de conciertos con los Chicos del Coro, una de esas ideas apasionantes que no se parecía en nada a lo que había hecho y, como a mí me encantan los retos, acepté sin dudarlo.
—A pesar de cómo está el patio, el disco ha calado bien...
—La verdad es que está sorprendiendo la buena acogida. Son temas que siempre quise cantar y pensé que nunca podría. Hablamos de grandes clásicos universales que presentan un arreglo muy fiel al sentido y esencia de cada tema. Me lo he pasado muy bien con los chicos y volver al estudio de grabación fue una sensación única.
—¿Es complicado trabajar con estos ‘niños artistas’ o conectaron bien desde el principio?
—La fusión de las voces blancas con la mía fue perfecta, me sentí muy a gusto porque eran voces limpias, música en estado puro. Al público le gustó y de ahí parte la idea del disco y la posterior gira que arranca ahora.
—¿En el concierto interpreta sólo los diez temas de este disco o también hay versiones de sus grandes éxitos?
—No, porque me parecería una especie de redundancia repetir mis temas y meterme con lo mío, que ya está en otra etapa. Resulta más interesante adaptarme yo a los chicos.
—Decía recientemente que ya estaba retirada de la música, ¿vuelve entonces por la puerta grande como los buenos toreros?
—Bueno, la verdad es que considero que las puertas no existen, uno entra y sale en un espacio universal y múltiple que está ahí puesto como para que tú te marches y vuelvas por él. Sí que dije que sólo volvería para hacer cosas puntuales que realmente me emocionen y por eso he regresado para hacer esto. Si hay nuevos retos que me aporten ese riesgo vital volveré más veces.
—En ese espacio del que habla, ¿hay aún hueco para usted en un mercado musical tan definido como es el actual?
—La verdad es que si he aguantado 40 años se conoce que no tienen muchas ganas de que me vaya del todo. Los de mi generación —que está a caballo entre los grandes clásicos y la música de los 80— hemos tenido la suerte de haber hecho una carrera extensa, muchos discos, probar otros estilos y eso es lo que te da la permanencia, el renovarte y vivir el presente. Claro está que la etapa en la que vendías miles de copias de tus discos ya ha desaparecido, pero eso no ha hecho que me detenga.
—Y entonces, ¿por qué apenas se escucha una canción de Paloma San Basilio en la radio?
—Eso es una cosa que empezó hace algún tiempo. De pronto los que nos apoyaban decidieron no hacerlo, entonces se creó un vacío brutal. Gracias a Dios a mí no me afectó tanto porque siempre he vivido de los directos o tocando otros palos como los musicales. Está claro que es un defecto. Porque tú vas a cualquier país de América y hay emisoras de radio para todos los públicos. De hecho existe una especie de necesidad de escuchar los clásicos. España, sin embargo, tiene una cierta tendencia a pasar página pronto.
—Pocos saben que además de cantar, pinta, escribe...
—Tengo un espíritu muy renacentista. Me encanta dispersarme. Hace demasiados años que dejó de preocuparme alcanzar la perfección, disfruto haciendo el recorrido, manchándome las manos o sentándome en el ordenador para escribir.
—Por cierto, ¿tiene la sensación de que el disco que grabó con su hija no acabó de cuajar bien?
—Sí, fue un disco que no cuajó. Tampoco la compañía apostó por él. Era un disco muy rompedor e innovador que tuvo defensores y detractores recalcitrantes por igual. La transversalidad no gusta en general, hay miedo. Era un disco fantástico, yo estoy orgullosa de él y tenía muchas ganas de hacerlo. Gracias a él y a mi hija me enamoré de la música electrónica. Es curioso porque la compañía vendió más de lo que esperaba.
—Aún así, consciente del riesgo, hizo lo que le vino en gana.
—Fue genial. Yo estaba allí con mi hija, en Los Ángeles, y me puse en sus manos, dejé que me dirigiera y todo lo que hacía me parecía fantástico. Aprendí a manejar la voz en otros registros, estuvimos juntas, nos reímos y sobre todo aprendimos que ya no hace falta tener una gran multinacional detrás, hemos entrado en una especie de democracia creativa en la que todo el mundo puede hacer cosas, aunque sea con mayor o menor éxito.
—¿Qué queda de aquella Paloma que empezaba en la música con ‘Sombras’ hace 40 años?
—Mucho menos miedo y menor sensación de vértigo. Yo venía del rhythm & blues y de pronto viene una compañía y me dice que yo tengo una voz clásica y que tengo que hacer ese tipo de música. Estaba más perdida que un pulpo en un garaje. Luego me fui buscando la vida y un poco revelando contra lo establecido. A veces me veo y me da ternura, con esa carita tan joven cantando una canción que jamás hubiera elegido y de pronto a la gente le encantó. Eso para mí es también un valor importante, porque tienes que aceptar que el público te elige y es un buen acto de humildad. Sigo siendo una persona pura.
—Últimamente se prodiga más en la prensa escrita y en las radios que en televisión, ¿teme convertirse en un muñeco roto?
—La televisión está muy canalizada en un tipo de programas en los que yo personalmente no tengo mucha cabida. Yo voy a la televisión cuando me tratan con respeto, cuando tengo un trabajo que ofrecer. Tengo muchas cosas que contar, aunque igual no resultan interesantes. Lo que está claro es que la televisión está perdiendo el norte y ofreciendo muchas veces un producto que no enriquece a nuestra sociedad sino todo lo contrario. A mí es un medio que me encanta, porque empecé en él, siempre que voy disfruto mucho.
—Vamos, que no le veremos en ‘Sálvame’ contando sus miserias dentro de unos años.
—No. Me tendría que pasar algo raro. (risas).
—¿Le gusta estar al tanto del tema político o es de las que vive al margen?
—Hoy en día es imposible vivir al margen.
—¿Cantaría en una Cataluña independiente?
— Pues mira, este es un proceso que no tiene mucho sentido para casi nadie. No parece que vaya a tener muy buen fin y si en algún momento la ruptura se produce es porque ambas partes han llegado a un acuerdo y es viable. Y de la misma manera que canto en cualquier país, por qué no iba a cantar en Cataluña. El público catalán es maravilloso, de hecho iremos con Los Chicos del Coro pronto. Además no olvidemos que más del 50% de los catalanes no tienen nada que ver con este proceso independentista.
Publicada en el Diario de León (15/11/2015)
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