viernes, 15 de junio de 2012

Muerto en vida (parte 1)



Pablo Rioja | León

Mi último reportaje no ocupó ni un triste destacado en la portada dominical, era la quinta semana consecutiva que entre líneas debía leer un mensaje subliminal orquestado por los nuevos amos del mundo, soberbios ellos, dictadores de la democracia, pero cobardes como los gallitos pandilleros cuando se encuentran a solas con una de sus víctimas. Lo cierto es que andaba falto de ideas, violando cada noche a mi musa antes de dormir sin importarme una mierda sus tiempos, sus sentimientos.

La vida familiar no era lo que esperaba. Empeñarse en que los hijos reflejen la imagen y semejanza de sus padres es sólo el camino por el cual vagan los necios. ¿Seguía queriendo a mi mujer?. Esa terrible duda se presentó en el subconsciente antes de tiempo. Creía con firmeza que la pasión de los casados se extendería al menos durante los cinco primeros años. ¿Por qué no podía amarla?. ¿Por qué mi hijo pequeño necesitaba evadir sus problemas con pastillas de colores?. Y lo que más me angustiaba. ¿Por qué después de conseguir la casa de mis sueños y un puesto decente como redactor no conseguía ser feliz?. ¿Era esta la vida de la que me hablaban en aquellas reuniones parroquiales?.

El café me supo más amargo que de costumbre. Llegaba tarde. O ponía un buen tema encima de la mesa o mi futuro profesional en la compañía moriría tan fugazmente como Carmen, mi pequeña de apenas un mes a quien a algún pez gordo de por allí arriba se le ocurrió que sus días dando sentido a mi existencia eran ya suficientes.

Las horas se hacían interminables frente al ordenador. Todos corrían de un lado a otro, agobiados, sin detenerse a observar si lo que hacían merecería la pena. La angustia se había tornado insoportable. No me movería de aquel lugar hasta que las cinco columnas del periódico ilustraran un titular mío. Necesitaba algo impactante, diferente, algo que no apestara a demagogias baratas. La mierda de la política lo pudría todo. Lo cierto es que ansiaba venganza, si yo debía pagar injustos peajes a causa de los demás, lo justo era que ambos lo hiciésemos. No hay mejor arma que la palabra, y cuando ésta se difunde con una tirada de 60.000 ejemplares diarios puede hundir a cualquiera.

Bajé a por tabaco. Mientras hacía cola para pagar se me acercó un estúpido inmigrante pidiendo limosna. Trabaja... pensé al mismo tiempo que el desprecio copaba mi cara. Tras el lento vagar del ascensor rumbo a ninguna parte me encontré nuevamente entre esas cuatro paredes y pensé en entrevistarlas, seguro que nadie conocía tantos secretos y escándalos como ellas. Alguien había dejado una nota en mi mesa. "Estás jodido amigo". -Menuda novedad-, me dije a la vez que mis ojos escrutaban cada recoveco en busca de la marioneta manipulada para presionarme. -Moríos, hijos de puta apesebrados-.

Durante al menos diez minutos dejé escapar mi mente. ¿Para qué vivía? ¿Por qué nadie me avisó de las reglas del juego antes de nacer? ¿Por qué el Dios que conocí desde niño no solucionaba ya mis problemas? ¿Quién coño se creía? Ese cabrón había arruinado mi vida y a punto estaba de quitarme el pan. Maldita hipoteca.

-¡He visto a Jesucristo!, ¡Oídme bien, acabo de estar con Jesús!-. Las voces de aquel chiflado me trajeron de vuelta. ¿Quién demonios era ese tipo? Vestía un traje negro impoluto, peinaba pocas canas y su descuidada barba delataba al menos dos días sin afeitar. Parecía estar en trance, como poseído por algún espíritu. Recorrió todas las mesas sin que ni uno solo de mis colegas se dignase siquiera a reírse en su cara. A menudo numerosos personajes entraban en la redacción en busca de un 'junta letras' que escuchara sus historias y las convirtiera en noticia, pero sin duda aquella era la más original en lo que iba de año.

(continuará...)

Acceso directo a la segunda parte de este relato

pABLO rIOJA

2 comentarios:

  1. Excelente, me encanta como logras que por el maravilloso uso de la palabra, puedas hacerme imaginar todo lo que escribes, estoy fascinada

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    1. Jo... muchísimas gracias por leerlo y por tus palabras, de verdad no sabes lo que me motivan, incluso las críticas también eh!!!

      Gracias de corazón, ojalá te siga sorprendiendo.

      Un abrazo amiga!!!

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