lunes, 13 de enero de 2014

Conversaciones con mi demonio

ENTREVISTA | JUAN DEL CARMELO, escritor

Portada del libro 'Conversaciones con mi demonio'

"A Dios, que es la Fuente de todo, le interesan las almas, no los cuerpos"

Para moverse en este mundo no hace falta dinero, sólo amar y orar"

Pablo Rioja | León

Como reza en su blog del portal ReligionenLibertad.com, Juan del Carmelo no es más que el alter ego de un seglar que, a finales de los 80, experimentó la llamada de Dios y se vinculó al Carmelo Teresiano. Autor de una veintena de libros, este enigmático y cultivado escritor se ha atrevido incluso a publicar conversaciones con su propio Ángel de la Guarda, un profundo estudio sobre ese compañero celestial que cada ser humano tiene desde que nace.

Con la verdad de los textos bíblicos como mejor arma, en su libro Conversaciones con mi demonio; métodos de las actuaciones demoniacas, afirma que al igual que tenemos un Ángel protector, también contamos con la presencia de un demonio particular dispuesto a hacernos caer en la tentación constantemente. Un enemigo al que sin embargo podemos sacarle provecho, pues si se le vence, nos puede situar en las escaleras que llevan al mismísimo Cielo.

-En su libro Conversaciones con mi demonio defiende la tesis de que Satanás -y sus tentaciones para con el hombre- son utilizadas por Dios como 'escalera' para alcanzar la Vida Eterna. ¿Creó pues Dios al diablo sabiendo que un día se rebelaría contra él?
-El demonio y sus seguidores, es decir los demonios se encuentran aún sin haber comenzado a cumplir su eterna condena. Claramente se puede leer en el pasaje de los Gadarenos (Mt 8,29), que los demonios aún no han comenzado a cumplir su eterna condena. El Padre Amorth, exorcista de la diócesis de Roma señala que "El Apocalipsis dice que los demonios fueron precipitados sobre la tierra: su condena definitiva aún no se ha producido, si bien es irreversible la selección efectuada en su momento que distinguió a los ángeles de los demonios. Todavía conservan por tanto un poder permitido por Dios, aunque por poco tiempo. Por eso apostrofan a Jesús: “¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?” (Mt 8,29)”.

El cumplimiento de su condena comenzará después de la Parusia, mientras tanto el Señor, se vale de ellos para que le demostremos nuestro amor no cayendo en la tentaciones demoniacas y superemos nuestra Prueba de amor a Él. Por eso se dice que sin demonios no habría escalera para el cielo.

-Pero, ¿qué hubiera pasado si el demonio no se hubiera rebelado jamás contra el creador? ¿Podría el hombre haber pecado igual? ¿Cómo alcanzaría el cielo sin tentador?
-Si no hubiese habido condena de los demonios porque no se hubiesen rebelado, no habría habido demonios y Eva y Adán nunca hubiesen sido tentados, pero el Plan de Dios para con el hombre se hubiera realizado igualmente.

-Resulta alentador saber que cada persona cuenta con un Ángel de la Guarda, pero ¿no cree que la figura de los ángeles está algo olvidada por la Iglesia o relegada a un segundo lugar?
-Todo lo contrario. En este tema la Iglesia está preocupada. El cardenal Jean Danielou, opina así: “Hay quien tiene una devoción indiscreta a los ángeles, es como una manifestación de la religiosidad light que tiene como referente principal a la New Age, la devoción a los ángeles ha crecido desmesuradamente sin ninguna referencia a Cristo ni al compromiso cristiano. Estas expresiones, signos indudables de búsqueda de la espiritualidad han derivado en la mayoría de los casos en prácticas, que rozan con la superstición y lo ridículo, como es averiguar el nombre de ángel de cada uno, el color de su ropaje, o las llamadas telefónicas pagas para poder hablar con el propio ángel de la guarda… El ángel es convertido en una especie de amuleto para poder sentirse bien o satisfacer la fantasía personal, que no hace ninguna referencia a la fe del Evangelio ni a sus exigencias”. 

El culto a los ángeles no debe de salirse del cauce de la Dulia, que es el que se le debe de tributar a ellos y a los santos, mientras que el debido a la Virgen es superior y lleva el nombre de Superdulia y el máximo es la Latria, que es el que se le tributa a Dios.

-En una España cada vez más desacralizada, ¿cuál cree que es la mejor opción para anunciar el Evangelio, sobre todo a los jóvenes?
-Tal como nos dice San Juan evangelista: “Dios es amor y solo amor” (1Jn 4,16). Y al ser esto, así el amor es la base de nuestra creencia. El amor es la mayor fuerza que existe, muy superior a su antítesis que es el odio y tiene una fuerza de atracción tremenda que fortalece al que vive en el amor a Dios. San Juan de la Cruz nos dice: Donde no hay amor pon amor y encontraras amor. Por consiguiente, no es posible evangelizar a una persona o a una nación si no amamos, porque la gracia divina que es la que nos estimula y nos lanza a la tarea, nos faltará y fracasaremos. Más que una cuestión de medios económicos o de campañas de propaganda es necesario disponer de las gracias divinas, y estas sólo se obtienen amando a Dios y a nuestros semejantes. A la iglesia no le interesan los votos y mucho menos a Dios. Lo que les interesa son las almas, no los cuerpos. 

Se equivocan los movimientos y las órdenes religiosas al pensar que el dinero es indispensable para moverse en este mundo. Mucho más indispensable es amar y orar.


-¿Cómo hablarles del demonio si ni siquiera creen en la existencia de Dios?
-Aquí se dan casos muy curiosos, porque hay asociaciones satánicas que sí creen en el demonio, pero no creen en Dios, Roban formas consagradas para hacer sacrilegios y misas negras, queman las puertas de las iglesias, pero no creen en Dios. Todo lo que gira contra la creencia en la existencia de Dios son actuaciones satánicas.

Sólo de una cosa puede tener el hombre una evidencia que le dé seguridad, y es del hecho de que ha de morirse. Y curiosamente desde tiempos ancestrales y a través de sus ancestros, crea o no crea en la existencia de Dios, el hombre lo relaciona siempre a Dios, con el hecho de su futura muerte.

Dentro de la historia de la humanidad el ateísmo es algo muy reciente. Antes del nacimiento de Nuestro Señor todos los pueblos del mundo tenían su dios y así fue en la edades que siguieron después del nacimiento de Jesús. Unos tenían a Alá, otros a Yahvé, los cristianos a Jesucristo y lo pueblos no civilizados tenían al sol, la luna, un monte, el mar o un río, algo referido a la creación divina, porque todo hombre lleva dentro de si la impronta de la existencia de un Dios. En épocas pasadas a nadie se le ocurría la barbaridad de decir que Dios no existía.

Es muy duro y difícil creer sin ver, máxime cuando lo que se nos pide que creamos, limita nuestros deseo de placer material. Nuestra razón inicialmente y sin ninguna meditación o elaboración, nos dice que no creamos en los que no vemos, que sólo existe lo que vemos. Pero si profundizamos y elaboramos nuestros juicios sacamos conclusiones y estas nos aseguran que además del mundo material que vemos y palpamos, existe un mundo invisible y espiritual que no vemos pero sí palpamos su existencia. Y si también resulta que existe un mundo invisible y espiritual, es porque también además de cuerpo tenemos alma. Y si además de alma tenemos impulsos y raciocinios que nos inquietan con preguntas transcendentes es porque hay agua, y si hay agua, hay una Fuente que crea y rige esa agua y que a su vez nos creó y nos rige a nosotros. Esa Fuente se llama Dios.

-¿Por qué le cuesta tanto a muchos católicos aceptar que hoy en día puedan darse hechos sobrenaturales, como apariciones marianas, curaciones, posesiones?
-Simplemente porque carecen de fe y están materializados, carecen de visión espirual, porque nunca han desarrollado la visión de su alma y todo lo quieren ver con los ojos materiales de su cara.

-¿Renovará el papa Francisco la Iglesia?
- El papa Francisco a unos les gustará más a otros menos, pero hay una cosa segura; su elección ha sido por inspiración del Espíritu Santo. En la cueva de Banias en Cesaréa de Filipo, el Señor le dijo a San Pedro: “Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán frente a ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que atares sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatares sobre la tierra quedará desatado en los Cielos”. (Mt 16,13-20)". Y ahora Pedro se llama Francisco. Lo que él vaya a hacer sólo el Espíritu Santo lo determinará.

pABLO rIOJA (8-1-2014)

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