Pablo Rioja | León
Alucino con la capacidad autodestructiva que poseen los americanos. Allí, en vez de venir con un pan debajo del brazo, los bebés traen consigo una nueva forma de cargarse cualquier ciudad, a ser posible Nueva York. 'El día de mañaña', 'Independence Day', 'Armageddon' o 'Soy Leyenda' son sólo algunos de los filmes que nos embelesaron con el cuento de Pedro y el Lobo y claro, luego pasa lo que pasa, uno ve caer las Torres Gemelas o los efectos del huracán Sandy por televisión y le entran ganas de calentar unas palomitas en el microondas, sacar la manta y cancelar la cita con los amigos.
Por ejemplo:

2: Que les da por explosionar La Moncloa, el Ayuntamiento de Madrid, el Palacio Real y los túneles de la M-30... a Mariano le da un infarto, Merkel pasaría a controlar el Estado desde su búnker personal, al rey le pillaría en su suite cazando elefantes mientras Zapatero graba un vídeo institucional reclamando a los invasores un poquito de talante.
3: No quiero ni pensar lo que ocurriría si escriben un guión en el que un tsunami acaecido en el Ebro asola Cataluña. Artur Mas reclamaría un rescate inminente a España, por los viejos tiempos, Rubalcaba lanzaría flotadores con forma de O a sus colegas del PSC desde un helicóptero, el Nou Camp se convertiría en centro de operaciones políticas, pero como ni Dios entiende el catalán en Europa, las ayudas jamás llegarían.

En fin amigos, ahora entiendo tanta teta al aire en nuestro cine. Al menos Santiago Segura ya lo intentó en sus Torrentes, en uno se carga Gibraltar con un misil, en otro las Torres Kio, sede actual de Bankia. Un visionario, sí señor.
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