lunes, 24 de agosto de 2015

¿QUÉ ME OFRECE?

ME ESTOMAGA | PEDRO TAPIA ARTEAGA



Hay en televisión un anuncio de una bebida isotónica que lo ha clavado. Habla del verano y de las cosas tan extrañas que nos encontramos haciendo sin saber cómo. Cosas impensables en cualquier otra época del año. Será el calor que nos pone los sesos hechos agua. No hay pueblo que se precie que no tenga su reclamo para atraer como moscas a la peña. A las miles de ferias de todo tipo para exaltación, exposición y degustación de productos autóctonos, se une la demostración de oficios artesanales abocados a la desaparición. Mercados, mercadillos, rastros, recreaciones históricas, verbenas, festivales, etc, etc. A éstos se unen los que quieren veinte segundos en el telediario porque han hecho la tortilla, la empanada, la paella o el bocadillo de choped más grande del mundo.

Pero claro, el personal sigue abriendo la boca de puro aburrimiento, sigue con ganas de marcha, buscando el rincón donde la oferta sea más excitante porque los cánones de divertimento han cambiado. Ahí va una muestra:

Carreras de burros, nocheviejas en agosto, fiestas rocieras en septiembre, lanzamientos de huesos de aceitunas, a tomatazo limpio, a tirarse calderos de agua, a rebozarse con harina, con tierras de colores. A ducharse con vino clarete, campeonatos de muecas, de buceo en ciénagas, de levantamiento de esposas. Peleas con almohadas, lanzamiento de trozos de pan al paso de un santo durante la procesión. A lanzarse bolas de barro llenas de hormigas vivas….. El verano nos desata.

Ya lo dice la frase: Les dicen gordos y enseguida se ponen a hacer dieta; pero les llaman tontos, y ninguno se pone a leer un libro.

Me estomaga

(Pedro Tapia, 23-8-2015)

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