Cinco libros que me impresionaron

Pablo Rioja | León

Al igual que no hay hombres y mujeres guapos, sino hombres y mujeres que nos ponen o no, el mundo de la lectura es tan particular que incluso una sola línea es capaz de marcarte para toda la vida, como un simple mirada de una mujer podría conquistarte eternamente.

Son muchos los libros que me han marcado a lo largo de los años, algunos los he releído, otros se quedaron en el subconsciente por diversas razones, aunque reconozco que los recuerdos suelen jugarme malas pasadas.

Hoy os dejo cinco títulos que me impresionaron.

1: IT (Stephen King). Han pasado doce o trece años desde que aquel extraño relato cayese en mis manos. Recuerdo que me impresionó desde el primer momento por su grosor, unas 1.135 densas páginas creo, cargadas de datos, de tensión, pero sobre todo llenas de misterio. Un misterio diferente a todo lo que había conocido, fue mi primer contacto con el maestro King. Luego llegó El Resplandor, pero IT nunca se marchará. La idea de un ser con diversas formas que aterroriza a una pandilla de amigos tanto de pequeños como de mayores es curiosa, la forma de meterte en la historia, de hilar tramas, el lenguaje y cómo consigue que te imagines cada página resulta sencillamente memorable.


2: Diario de un Skin (Antonio Salas). Corría el año 2004 cuando los Reyes Magos tuvieron a bien regalarme esta joya del periodismo de investigación, o al menos a mí me lo pareció en el que era mi segundo año de carrera. Otro ejemplo de cómo las cosas bien contadas, sean del tema que sean, pueden atraparte con sólo un golpe de vista. Tras analizar la historia de este periodista que se infiltró en un movimiento neonazi español, me asusté al descubrir que hay pensamientos nazis no tan lejanos al sentimiento de cualquier ciudadano. Interesante su relación con los ultras del Real Madrid y cómo el propio club les consiente determinados comportamientos.


3: La Cena Secreta (Javier Sierra). Reconozco que el Código Da Vinci inició en mí una pequeña obsesión por las novelas de este género, no como reveladoras de nada histórico, sí como gran entretenimiento para un joven de 21 años. Mensajes cifrados, inquisidores y el trasfondo del cuadro de 'La última cena' entretienen con una lectura ágil y muy bien estructurada. Si algo he descubierto de su autor es que jamás aburre, siempre mantiene la intriga, no engorda sus historias ni una página. Tras La Cena Secreta me ganó como lector y aunque El Ángel Caído no me gustó tanto, Sierra está el primero de la lista cuando ansío conspiraciones.


4: Summa Daemoniaca (Padre José Antonio Fortea). Tanto al libro como al autor ya les he dedicado un par de post en este humilde blog. Por dos veces he leído este completo y desde mi punto de vista soberbio tratado de demonología y manual para exorcistas. El tema se las trae, sobre todo porque los textos y reflexiones de Fortea hablan seriamente -desde la experiencia y el profundo estudio- del demonio, no para meter miedo, sí para explicar todas y cada una de las preguntas que alguien pueda hacerse sobre él, incluso las que nadie se preguntaría jamás. Todo sacerdote debería estar obligado a tener esta joya en su biblioteca particular.


5: Con Jesús a través de la Galilea de acuerdo al Quinto Evangelio (Bargil Pixner). Quien haya estudiado el mito de la caverna de Platón sabrá que el hombre vive muchas veces más feliz en la mentira que en la verdad. Cuando el personaje a estudiar es Jesucristo, las verdades y las mentiras suelen mezclarse y profundizar en el tema a través de diversos autores termina por demostrarte que apenas sabes que nació en Belén y murió en Jerusalén. De este libro que apareció como caído del cielo la Semana Santa pasada, aprendí que para juzgar a un personaje hay que conocer a la perfección su entorno. Pixner explica con numerosos datos temas tan escabrosos y olvidados por la Iglesia como que Jesús tenía realmente hermanos (hijos de José), cómo se movían por Galilea, Jerusalén o cómo Jesús después de aparecérsele a Pedro, hizo lo mismo con su hermano Tiago, dejando al cargo de dos iglesias bien diferentes a cada uno. Lo curioso de todo es que tales afirmaciones no son textos apócrifos sino que vienen en la Biblia.

pABLO rIOJA (4-1-2013)